Un contrato a 20 años para adquirir 5.000 millones de metros cúbicos de gas al año -5 bcm, el equivalente al 15% del consumo anual de España- es, sin duda, una operación de calado. La anunció ayer Gas Natural Fenosa como remate de unas negociaciones que comenzaron en julio del año 2010 con la compañía estadounidense Cheniere.
El contrato, por importe de entre 887 y 1.100 millones de euros anuales, fue definido ayer por Gas Natural Fenosa como "uno de sus mayores contratos de suministro de gas natural licuado (GNL) con libertad de destino". El mayor contrato de suministro de la compañía gasista lo tiene con la argelina Sonatrach, si bien se trata de hidrocarburo canalizado por gasoducto (tubo).
En cualquier caso, el contrato anunciado ayer ilustra el gran cambio registrado en EE UU con el descubrimiento de yacimientos del denominado shale gas o gas no convencional. Gracias a ese gas, llamado no convencional por las tíécnicas empleadas para su extracción, el país norteamericano ha pasado de ser el primer importador mundial de gas a ser un país exportador.
Gas Natural Fenosa destacó en un comunicado que el gas adquirido a Cheniere -con libertad de destino- podrá ser comercializado en la cuenca del Atlántico y tambiíén en la del Pacífico, lo que le permitirá sacar partido de la materia prima en el mercado global.
El consejero delegado de Gas Natural Fenosa, Rafael Villaseca, aseguró en diciembre pasado, en un encuentro con periodistas en Nueva York, que el trato con Cheniere nació de contactos celebrados en julio de ese año. Las conversaciones avanzaron hasta alcanzar un acuerdo que fue dado a conocer en noviembre. Para atender sus compromisos, entre ellos otro contrato de suministro de gas con la británica BG, Cheniere está construyendo una planta de licuefacción en Sabine Pass (Luisiana, EE UU). La puesta en operación de la planta tendrá lugar previsiblemente en 2017, por lo que será en esa fecha cuando Gas Natural recibirá las primeras entregas.
En EE UU, el llamado unconventional gas está suponiendo toda una revolución. Allí, compañías petroleras de tamaño medio comenzaron a trabajar en los años ochenta en la extracción de gas de lo que los geólo-gos denominan "roca madre". El íéxito fue tal que las grandes empresas, de Exxon a BP pasando por ENI, Shell o Statoil, han invertido 44.000 millones de euros en solo dos años, según datos manejados por Gas Natural Fenosa.
Las ganadoras en el proceso han sido empresas de tamaño pequeño o medio como Chesa-peake, Exco, XTO Energy, Atlas o Duvenay, que apostaron por el nuevo gas, adquirieron derechos de explotación en miles de acres y han llegado a acuerdos con las grandes compañías.
En EE UU, las cifras marean. Se abren pozos por miles y el país, que consume anualmente 646 bcm (miles de millones de metros cúbicos), va a pasar de ser el primer importador de gas del mundo a exportar producto. En cifras: según la Energy Information Administration (EIA) de EE UU (2011 Energy Outlook) existen unas reservas recuperables de shale gas en EE UU de entre 11,9 y 34,8 tcm (billones de metros cúbicos).
Son cifras difícilmente abarcables en conjunto, pero se entienden al considerar que, en el mejor de los supuestos, asegurarían el suministro de gas al mercado americano durante un siglo. El proceso es impresionante. Si en 2008 el gas no convencional suponía el 6% del consumo estadounidense, en 2035, según la última estimación de la EIA, podría alcanzar el 56,8% de la producción total.