A pesar que las fuertes subidas ayer en bolsa estuvieron motivadas (o al menos eso dicen algunos analistas), por la percepción de los inversores de que se adoptarán medidas mas contundentes para atajar la crisis, hay un consenso generalizado que la verdadera solución de la crisis vendrá por dos vías:
Una integración fiscal de la euro zona, con emisión de deuda conjunta, o bien, la ampliación de las atribuciones del BCE, para que pueda convertirse en prestamista de último recurso. Centríémonos en esta última.
La explicación más extendida a la oposición alemana al nuevo papel del BCE es que si el Banco Central empieza a hacer dinero para comprar toda la deuda que emitan los países en crisis, las necesarias reformas estructurales en sus economías, y muy impopulares políticamente, se pospondrían, o simplemente, no se realizarían.
Alemania ve imprescindible que las economías de países como Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia, acometan reformas que permita su sostenibilidad en un futuro. Bien, esta explicación la hemos escuchado todos.
El analista Joe Weisenthal nos proporciona otra, con la que no está muy de acuerdo. Weisenthal señala:
No hay casi nadie que piense que la zona euro puede sobrevivir intacta si el BCE no tiene un papel como prestamista de último recurso. Eso significaría que el BCE tendría que imprimir un montón de dinero (o al menos amenazar con imprimir una gran cantidad de dinero) para que pudiera comprar un montón de deuda perifíérica y empujar hacia abajo los costos de endeudamiento para los países que están en problemas (a saber, Italia).
Los alemanes siguen firmes en su oposición a este papel. El mejor esclarecimiento de la posición alemana viene de jefe del Bundesbank, Jens Wiedmann, que realmente no ve una crisis del euro, sino más bien una serie de crisis individuales, por la idiosincrasia diferente de los distintos países que están en problemas.
Pero incluso esta no es la verdadera razón de la oposición alemana a la acción del banco central.
La verdadera razón, según explicó el estratega Lorcan Roche Kelly en una nota de investigación, es que en la última díécada, Alemania se embarcó en una política denominada Agenda 2010, en la que básicamente ofrecía a los trabajadores alemanes un trato: se elevaría el crecimiento de los salarios reales muy poco, pero a cambio, el desempleo se mantendría bajo.
Y de hecho, Alemania ha tenido el crecimiento más bajo de salarios en Europa, como muestra el primer gráfico adjunto.
Y como seguramente usted sabe, Alemania ha mantenido su parte del trato, manteniendo el desempleo a niveles muy bajos, a diferencia de otras naciones occidentales.
Si el BCE aumenta significativamente la emisión de papel, el repunte de la inflación, significaría un recorte de los salarios reales para los trabajadores alemanes, y una violación del acuerdo.
Por supuesto, hay algunos problemas en este planteamiento. El primero es que la intervención del BCE en un momento como este no necesariamente sería inflacionaria. De hecho, como nuestros propios períodos de medidas de flexibilización monetaria (QE) han demostrado, puede hacer una expansión masiva del balance del banco central sin que ocurra nada notable en el lado de los precios.
El segundo gráfico muestra cómo la inflación (IPC) se mantuvo dentro del rango normal, incluso despuíés de que la Reserva Federal comprara toneladas de deuda a partir de la crisis financiera de 2008.
Además, Alemania está cada vez más cerca de violar el acuerdo con los trabajadores alemanes, ya que el desempleo está empezando a subir. Y se disparará de forma masiva si se produce un colapso deflacionista en Europa.
Lacartadelabolsa