Justo un año despuíés de que un joven frutero de Túnez se incendiara a lo bonzo e iniciara oficialmente las revueltas conocidas como la primavera árabe, las tensiones geopolíticas en Oriente Próximo vuelven a presionar a los mercados de la energía en Occidente.
Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE amenazaron ayer con bloquear las exportaciones de petróleo de Irán como castigo por el programa de armamento nuclear que está impulsando el ríégimen de Mahmud Ahmadineyad, y del que las autoridades occidentales llevan alertando varios meses.
Según el comunicado conjunto de los ministros europeos, esta sanción pretende “afectar severamente al sistema financiero iraní y los sectores de los transportes y la energíaâ€. De momento el embargo total no está sobre el papel, pero las medidas aprobadas afectan a 143 compañías y organizaciones iraníes, cuyos activos quedan congelados en la UE, y a 37 personas, a las que no se concederá visado para viajar a los Veintisiete.
Estas amonestaciones se producen en un entorno de especial dificultad diplomática por el reciente ataque de radicales iraníes a la embajada de Reino Unido en Teherán y, en respuesta, la expulsión de Londres de los embajadores del país asiático.
Irán es el cuarto productor mundial de petróleo (detrás de Rusia, Arabia Saudí y EEUU) y produce más de cuatro millones de barriles al día. El año pasado, el 5,7% del crudo que compró la UE era iraní, pero esta proporción fue mucho mayor en el caso de España, donde supuso el 14,6% de las importaciones, por encima de Libia (13%), Rusia (12,7%), Arabia Saudí (12,5%) y Míéxico (11,3%).
Los mercados de las materias primas en general y los del oro negro en particular son muy sensibles a cualquier enfrentamiento internacional, y desde hace años el ríégimen de Ahmadineyad es factor de inestabilidad por su opacidad en sus estrategias de armamento nuclear y sus continuos desafíos a países como Israel.
Miedo
El miedo de los mercados, anticipándose a un escenario de interrupción de suministro energíético como una guerra entre potencias, dispara la compra de barriles y esto provoca, a su vez, que aumenten los precios. Eugen Weinberg, jefe de Materias Primas en Commerzbank AG, afirmó ayer en Bloomberg que “un bloqueo de las exportaciones iraníes podría elevar el precio del crudo a 150 dólares por barrilâ€. La primavera árabe y la guerra de Libia aupó los precios por encima de la barrera psicológica de los 120 dólares, pese a la debilidad de la actividad en los países desarrollados.
Irán, además, tiene la geografía de su parte: por el Estrecho de Ormuz, que separa la costa iraní de Omán, en el Golfo Píérsico, transita aproximadamente el 40% del transporte mundial de crudo.
“Para contrarrestar el posible corte del Estrecho, Arabia Saudí y Emiratos írabes llevan meses preparando conductos alternativos para llevar su petróleo por otras víasâ€, asegura Mariano Marzo, catedrático de Energía de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Otro experto del sector petrolero indica que “la UE puede diversificar su abastecimiento. El problema no son los barriles disponibles, sino cómo afectará una subida de precios a una economía europea completamente estancadaâ€. Un escollo añadido es el debilitamiento del euro respecto al dólar, ya que el mercado del crudo se rige por la segunda divisa.