Esos pocos días en los que la Bolsa se juega el año
por Cárpatos
La aníécdota de hoy dicen que sucedió en Montecarlo. Verán, andaba Charles Chaplin por la calle, cuando le llamó la atención que en un local se había convocado un concurso de imitadores de ¡íél mismo! No lo dudó. Sin revelar su identidad, se apuntó y pronto se vio rodeado de otras seis personas que iban vestidas como íél solía hacer. El concurso se desarrolló y lo curioso es que Charlot ¡terminó el tercero! Tras la entrega del premio cuentan que felicitó al ganador diciíéndole que le podía jurar que actuaba mejor que el propio Charlot. ¡Y tanto! Tras esto se marchó sin decir a nadie quiíén era.
Y es que a veces es dificilísimo estar seguro de las cosas importantes, incluso cuando las tenemos delante. Si era difícil distinguir al verdadero Chaplin de su imitador, imaginen lo difícil que es distinguir si a cada rebote es eso, un rebote, o una vuelta, y en esas estamos ahora mismo...
Si miramos el gráfico de arriba del futuro del mini S&P 500 veremos que está muy interesante. ¿Rebote o vuelta? La bajada anterior se ha detenido exactamente a la altura del retroceso de Fibonacci del 61,8% de toda la subida previa, y desde ahí ha iniciado una furiosa remontada. El volumen ha sido importante, lo cual es una buena señal. Una subida que a la hora de escribir estas líneas, el viernes avanzada la tarde, se frenaba tambiíén de forma exacta de nuevo a la altura de la media de 1.200. Nivel donde, como podemos ver, mueren los intentos alcistas desde hace tiempo. Romper definitivamente dicha media dejaría la puerta abierta a un gran rally de Navidad. Fracasar y moverse de nuevo por debajo de los 1.200 sería muy negativo.
El mercado se aferra a la esperanza de que por fin los políticos europeos van a tomar medidas razonables en la cumbre del día 9. En realidad, casi diría yo que lo que se descuenta es que por fin se va a tomar alguna medida, porque últimamente no hay más que palabras y pocos hechos. Alemania sigue, no a todo, bloqueando cualquier intento de eurobonos, aunque es de suponer que, con muchos matices, podría tener más margen de maniobra el BCE. Como otras tantas veces, de la decepción o de la alegría que genere esta cumbre va a depender todo. La situación para la zona euro sigue siendo extremadamente delicada.
Son días convulsos donde hay que medir bien dónde nos metemos. Un impresionante estudio que publicó hace algún tiempo Bespoke lo deja muy claro: desde 1950 hasta la fecha una persona que hubiera invertido un dólar en el S&P 500 y lo hubiera mantenido habría convertido su dólar en 49. Pero si hubiera sido capaz de no estar en los 5 días peores de cada año, tendría 75 dólares. Si hubiera estado fuera de los cinco días mejores de cada año, no habría ganado nada.
¿Conclusión? El año nos lo jugamos en unos pocos días. La pregunta del millón, claro está, es saber distinguirlos. Con lo difícil que es distinguir al verdadero Chaplin de los imitadores...