Por... Alejandro Gómez Tamez
Lamentablemente la realidad económica nacional nos muestra que ahora en día resulta muy “fácil†para un importador de productos chinos vender sus mercancías en Míéxico. Lo que un importador de productos hechos en China observa al traer la mercancía al territorio nacional es una serie de facilidades que por lo general no obtiene el productor nacional. Por ejemplo al que importa, su proveedor le da financiamiento a tasas muy accesibles, las autoridades de la Secretaría de Economía tienen una filosofía aperturista y le bajan los aranceles a la importación año con año, el gobierno chino le subsidia el precio del producto que está importando, entre muchas otras ventajas.
Por su parte, el productor nacional se enfrenta a un ambiente complicado ya que está sujeto a un sistema fiscal en el que íél tiene que pagar un Impuesto Empresarial a Tasa íšnica (IETU) que no le permite deducir muchos de sus legítimos costos de producción, es hostigado por instituciones como el IMSS y la Secretaría del Trabajo, está sujeto a legislación laboral y ambiental que le genera altos costos de producción, y por lo general tiene que hacer frente a productos de fuera que entran masivamente porque el dólar está excesivamente barato (el peso casi siempre está sobrevaluado en perjuicio de la planta productiva nacional).
Es de esta manera que si bien en el año 2010 el saldo de la balanza comercial de Míéxico fue deficitario en apenas -$3 mil 8.6 millones de dólares, en ese mismo año nuestro desequilibrio comercial con China fue de -$41 mil 424.7 millones de dólares. Por su parte, en los primeros nueve meses de 2011 el saldo de la balanza comercial mexicana muestra un díéficit de tan sólo -$474.7 millones de dólares, pero el desequilibrio acumulado con China en los mismos meses de 2011 es de -$33 mil 601.1 millones de dólares. Esto implica un díéficit con China que es 12.35 por ciento más alto que el registrado en los primeros nueve meses de 2010.
Si Míéxico no recibiera lo hecho en China con los brazos abiertos no estaríamos hablando de que en el periodo de enero de 2006 a septiembre de 2011 compramos productos chinos por un monto que asciende a $204 mil 852 millones de dólares. Y lo peor es que está es una cantidad creciente, cada año les compramos más y más a los chinos, ¿Y cómo no va a ser así si China le da todas las facilidades a sus exportadores y Míéxico le da todas las facilidades a los importadores? Conclusión: señor industrial instálese en China para que le ayuden a exportar (siempre y cuando genere empleos allá) y al cabo que no tendrá problemas al ingresar sus productos a Míéxico.
Y es que aunado a lo anterior, cuando traiga sus mercancías a Míéxico el importador podrá evadir impuestos clasificando ventajosamente sus productos en materia arancelaria, y tendrá cierta oportunidad de declarar un valor de su mercancía inferior al valor real, por lo que se ahorrará impuestos a la importación.