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Autor Tema: El Zorro pierde su Poder  (Leído 2402 veces)

Zorro

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El Zorro pierde su Poder
« en: Diciembre 04, 2007, 08:53:09 pm »
El Zorro pierde su Poder

Era Diciembre, y con íél, habí­a llegado el invierno al Bosque: El frí­o, la nieve, los dí­as cortos, el letargo de la vida... Cada vez eran más escasos los habitantes que salí­an de sus madrigueras. Para unos pocos, entre ellos el Zorro, la estación era una más, y su vida continuaba, aunque con más dureza. ¿ Dije dureza?. Bueno, si,  para algunos, pero no para el Zorro. El cánido recorrí­a los Bosques presumiendo del Poder que le habí­a concedido el Leprechauns. Se sentí­a, una vez más, el Rey del Bosque, arreglando cosas, concediendo deseos a otros habitantes. Hablando aquí­, presumiendo allá. No paraba de gastar bromas a los demás. Y cuando se cansaba, invitaba al Lobo, al Oso, al Lince, y a otros amigos, a un gran banquete, que surgí­a por arte de magia. Allí­ aparecí­an las mejores viandas que uno se puede imaginar. Comí­an, reí­an, bailaban, durante horas y horas. La Bolsa habí­a pasado a un segundo plano en la vida del Zorro, total, tení­a lo que querí­a. ¿Por quíé necesitaba preocuparse de que unos grandes quinquis, manipulen los precios al alza o a la baja?. í‰l, cuando quisiera, podrí­a triplicar todos los valores en un instante. Esto le daba una inmensa seguridad, unas horas antes  habí­a  duplicado la cotización de las acciones que el Búho tení­a en cartera. ¿Y lo de íél?. Bah!, eso podí­a esperar, tení­a todo el tiempo del mundo. Ya decidirí­a lo que hacer, y que buena broma gastarle a los mercados.

- Lo mí­o, pensaba el Zorro, va a ser más gordo que lo de Zeltia, incluso que lo de Torras Hostench. ¡Ya les daríé yo!, ¡se van a enterar esos quinquis!.

De momento, lo prioritario era divertirse, y eso lo estaba haciendo a las mil maravillas.
-Más vino Zorro, gritó el Lobo, ¡y que sea del bueno!.

-Eso, eso, más vino, y más comida, decí­a el Oso.

Ja, ja, ja, risas y más risas, la fiesta era interminable. Llevaban varios dí­as de fiesta, cuando el Lince se dio cuenta que ya era 1 de Enero:

-Vaya, si estamos en el nuevo año.
-Ja, ja, ja, ¿quíé pasa Lince?”, ahora vas hacer de calendario, bromeaba el Oso.

Vuelta a la risa general: ja, ja, ja.  A la Osa, le apeteció un chocolate caliente con churros, y pronto todos se apuntaron:

-Si, si, eso, un chocolate con churros. Como los Humanos en estas fechas.. ¡Venga Zorro!, ¡chocolate, churros, y lo que haga falta!, ja, ja, ja”.
-Esta bien, esta bien, contestaba el Zorro, haber: Pido un puchero con 50 litros del mejor chocolate caliente y 100 docenas de churros.

Los demás continuaban con la fiesta y las risas, pero la Ardilla se percató de que no se materealizaba el deseo. El Zorro, un poco atontado por la comida y la bebida, no le dio importancia, y volvió a formular el deseo:

- ¡Quiero 50 litros del mejor chocolate caliente, y 100 docenas de churros!.

 Pero allí­ no aparecí­a nada de nada. Los invitados se percataron de la tardanza, y preguntaron al cánido:

-¿Viene o no viene, ese chocolate, Zorro?., preguntó la Ardilla.
- ¡Y los churros!, que no se olvide de los churros, apuntó el Oso, ja, ja, ja.
-   
 El actual Rey del Bosque estaba tan confuso como asustado. ¿Quíé estaba pasando?. Si el poder funcionaba de maravilla, acaso el Leprechauns lo engañó. El Zorro no tuvo más remedio que decir la verdad:

- Lo siento amigos, no se que me pasa, pues no consigo que aparezca el chocolate y los churros.
 -Bah, díéjalo Zorro, y no te preocupes, será la bebida”, decí­a el Oso.

-Si, ya hemos comido bastante, era por acabar la fiesta como los Humanos, le contaba el Lobo,
 -Díéjalo para otro dí­a amigo, no tiene importancia, decí­a para animarlo su amigo el Lince.
- ¡Quíé remedio Lince, que remedio!. Bueno perdonad amigos, voy a dar una vuelta para despejarme.

El Zorro partió muy enfadado en busca del Leprechauns, tarea harto difí­cil, pues era raro quien lograba ver a uno en toda su vida. Durante semanas el Zorro recorrió su amado Bosque, y otros más lejanos. Preguntaba y preguntaba, pero nada. Buscaba en las trampas de los Humanos, en los rincones más secretos de la espesura, más no aparecí­a el mí­nimo rastro del Leprechauns. Hasta que un buen dí­a, se paró en un arroyo a beber, y una voz, le dijo: -

- Pareces cansado Zorro, ¿quíé andas buscando con tanto interíés”, era el Cuervo, que lo llevaba observando varios jornadas.
- A un Leprechauns, un Duende del Bosque.
- ¡Ah!, es eso, pues he visto uno hará una hora, en la orilla del rí­o.
 
El Zorro, sin apenas dar las gracias al córvido, salió disparado hacia el rí­o. Y......por fin!. Allí­ estaba el Leprechauns, transportando agua para su hogar. Al verlo, al Zorro le dio un vuelco el corazón, trató de calmarse, respiró profundamente, y decidió sorprenderlo:

- ¡Vaya Duende!,¡ por fin te encuentro!.

El Gnomo casi se asustó, pero pronto su enigmática sonrisa volvió aparecer en sus labios:

- ¡Hola Zorro!. ¿Cómo te va?. ¿Quíé hiciste con el poder?. ¿Eres feliz?.

El Zorro se lanzó con los reproches:

 -¡Viejo truhán!, ¡alfeñique!, ¡mentiroso!. ¡Me has engañado!. ¡El Poder no funciona!.
- No Zorro, no, nadie te engañó. Tú pediste el Poder para conseguir todos los deseos, pero no indicaste para cuanto tiempo lo querí­as. Yo, te lo concedí­ hasta el año nuevo, como un regalo de Navidad. Si lo has desaprovechado, eso es cosa tuya.
- Pero, ¿es quíé no va funcionar más?. No, Zorro, no, se acabó. Debiste decí­rmelo Duende.
 -Tú decidiste lo que pedir, y yo te lo concedí­, amigo”. ¿Amigo?, Gnomo. Con amigos así­.....!
- No te quejes Zorro, nadie me habí­a sacado tanto, alíégrate!.
-Alegrarme Duende, si no he pedido casi nada para mi!.
- Otra vez será Zorro.
- ¿Cuándo?.
 -¿Quiíén lo sabe?.

Al verlo tan abatido, al Leprechauns le dio pena. Y para animarlo, le dijo:
 
- ¡Eres muy imaginativo, inteligente... y bastante Zorro!, has tenido en tus manos la oportunidad de ser un Dios, pero has dado por supuesto cosas que nadie te dijo. Shakespeare escribió en su Julio Cesar, aquella frase inmortal de: Parecer una cosa no es serla. Y el creer lo contrario, Zorro, pasa factura, la tuya ya la conoces, paga, y si eres sabio, aprende. Lo has pedido todo, y lo has tenido al alcance de tu mano, y ahora no tienes nada. Simplemente, tendrí­as que haber pedido que el Poder te durase siempre.

El Zorro no salí­a de su asombro:

- Por lo menos díéjame subir las INBESOS, decí­a al Duende.
- No Zorro, no, el Poder acabó.
- Hasta la próxima, si la hay.

-El Leprechauns simplemente desapareció ante los ojos del Zorro. Y íél, todo apesadumbrado, pensaba:

- Me he confiado, y no he pedido todo lo que querí­a, por creer que tení­a toda la vida por delante. Creí­ que era más listo que el Duende, y me ha dado una buena lección. Tendríé que volver a confiar en mi instinto para conseguir ganar oro en la Bolsa, y con íél, hacer realidad mis sueños. Pero, para la próxima vez...  ¡ya verá el Leprechauns!.

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« Última modificación: Marzo 23, 2008, 06:47:41 pm por Zorro »


Estoy inmerso en la nueva fiebre del oro.