Las monumentales esculturas, plazas vacías y enormes edificios de concreto del distrito de Ordos, en lo profundo de las estepas de Mongolia Interior, son un potente símbolo de cómo el "boom" inmobiliario de China podría caer en picada.
Basado en la próspera industria del carbón, el Gobierno local ha estado construyendo una nueva ciudad para 1 millón de personas llamada Kangbashi. El lugar se encuentra virtualmente vacío y los precios de las propiedades están cayendo.
Incluso en la antigua ciudad de Dongsheng donde las personas viven y trabajan, a unos 45 minutos en auto, se han visto fracasos en una ola de inversiones. Las grúas permanecen al lado de rascacielos a medio completar y los trabajadores inmigrantes están dejando la zona.
El cambio de panorama - residentes y agentes inmobiliarios dicen que los precios han caído en hasta un tercio - es un grave ejemplo de lo que está ocurriendo en ciudades de todo China, incluyendo Shanghái y Pekín.
Luego de una burbuja inmobiliaria que duplicó los precios en 35 ciudades entre el 2004 y el 2009, las cifras ahora están disminuyendo en toda la nación.
El banco central dijo el viernes pasado que los precios de las propiedades habían alcanzado un punto de quiebre, mientras los prestamistas están preocupados de que una disminución severa de 20 por ciento genere una ola de ventas por pánico.
"La gente está preocupada. Especialmente si han comprado dos o tres departamentos", dijo Yu Mingjun, un trabajador sentado en una oficina de un proyecto a medio construir de la ciudad antigua.
Detrás de íél se mostraban videojuegos mientras que afuera unos cuantos trabajadores de la construcción conversaban durante un juego de cartas.
"De hecho, yo tambiíén estoy preocupado. No puedo decidir quíé hacer. He pensado en irme", declaró.
Importantes líderes chinos han prometido mantener las medidas destinadas a controlar la inflación en los precios de las viviendas del país hasta que las cifras regresen a niveles razonables.
Pero los precios en Ordos ya han caído a niveles por debajo de lo que, según analistas, podría causar problemas graves si se repiten a nivel nacional.
Los precios se han desplomado entre un 20 y un 30% en ciertos proyectos inmobiliarios en Pekín y Shanghái.
A nivel nacional, el declive ha sido más modesto hasta ahora.
Los precios de las viviendas cayeron levemente en octubre respecto al septiembre por primera vez este año, según datos oficiales, pero sondeos privados señalaron que las cifras comenzaron a disminuir en septiembre y que la tendencia ha continuado hasta noviembre.
Con los gobiernos locales a menudo dependientes de las ventas de terrenos para financiar pagos de deuda, a Pekín le preocupa que un colapso del mercado inmobiliario desate una ola de cesaciones de pago que termine por perjudicar a los bancos.
"Si la sociedad demoniza al sector de las propiedades, especialmente si los compradores piensan que los precios van a caer, creando un enfriamiento severo de, por ejemplo, entre un 30 y un 40 por ciento, creo que eso es muy grave", sostuvo Hui Jianqiang, jefe de investigaciones para la consultora E-House China.
Aún más inquietante, el mercado de propiedades, que contribuye con cerca del 10 por ciento del crecimiento chino y genera actividad en otros 50 sectores, podría llevar a la economía a una fuerte desaceleración.
Hace dos semanas, dos sondeos indicaron que la producción de manufacturas de China se redujo en noviembre a su menor nivel en tres años, lo que aumentó los temores sobre si la expansión china puede seguir aportando como hasta ahora a la economía global.
UNA SITUACION DELICADA
En los pilotos vacíos en Dongsheng, la ciudad antigua de Ordos, las vendedoras de inmediato ofrecen un descuento de 30 por ciento si el comprador está dispuesto a pagar en efectivo por la propiedad.
Medios chinos y extranjeros han apuntado a Ordos como el primer ejemplo de proyectos inútiles y sin sentido, despuíés de que el Gobierno construyera la enorme ciudad de Kangbashi.
Los inversores ven a las ciudades fantasma como Kangbashi como un ejemplo del tipo de excesos que podría poner freno al crecimiento del país.
La semana pasada, un policía expulsó a un camarógrafo de Reuters del proyecto cultural Wenming, situado justo al lado de las dependencias del Gobierno en Kangbashi, mientras trabajadores del sector protestaban en demanda de su último salario antes de dirigirse a sus casas.
"Kangbashi es ahora un lugar delicado", señaló.
China redujo su radio de reserva obligatoria (RRR por sus siglas en inglíés) para los bancos la semana pasada, liberando más fondos para dar críéditos. Muchos interpretaron la medida como una señal de que China se dirige a una mayor flexibilización, aunque sigue sin dar señales de querer recortar sus tasas de interíés.
"El recorte del RRR no ha sido suficiente para aumentar los alicaídos fondos de los desarrolladores. Pero indica una política de cambio y podría ayudar a impulsar la confianza en el mercado", dijo Zhang Yue, jefe de investigaciones de la consultora de propiedades Home Link.
Muchos analistas esperan que Pekín mantenga las medidas sobre el mercado inmobiliario, incluyendo la reducción de los críéditos para inversores en el sector. Preocupados por la inflación y por la burbuja especulativa, los funcionarios se mantienen alerta ante la posibilidad de tener que relajar sus políticas.
Pero los gobiernos locales podrían no tener la capacidad de esperar.
Mientras los desarrolladores reducen los precios verán una caída en la demanda de venta de terrenos, lo que representa buena parte de sus presupuestos. La baja en los ingresos les dará el incentivo para aliviar las restricciones sobre la propiedad - como reglas para limitar el número de viviendas que una familia puede comprar - en sus zonas.
"Las severas medidas de China ya han controlado la especulación inmobiliaria. Tambiíén afectaron la demanda de primeros y segundos hogares", sostuvo Jiao Qing, presidente del grupo de inversión Zhongkun de Pekín.
"Es como cuando uno conduce. Una vez que frenaste e hiciste que el auto se detuviera derrepente, toma un tiempo reiniciar el motor", aseveró