El Tesoro afronta hoy la primera parte de la etapa reina de su particular carrera para cubrir las necesidades de financiación en 2011. Lo hará con los elementos otra vez en contra, despuíés de la sesión de infarto de ayer en la que las rentabilidades de los bonos de los mercados perifíéricos volvieron a niveles de alerta roja. Eso fue antes de la intervención del Banco Central Europeo (BCE) para evitar la píérdida de credibilidad de la Eurozona tras la cumbre de la semana pasada.
España, cuyo diferencial alcanzó ayer un máximo de 401 puntos básicos, intentará colocar hoy hasta 4.250 millones de euros en letras a 12 y 18. Como referencia, la rentabilidad de los bonos a dos años se situó ayer en el 4,2%, un nivel que aunque está lejos del 5% que el Tesoro ha tenido que pagar en las subastas anteriores de letras a distintos plazos, es inaceptable porque sigue encareciendo extraordinariamente la financiación del Estado.
Las dudas crecientes sobre los acuerdos adoptados la semana pasada en la cumbre europea han reeditado las presiones sobre los países más díébiles. Queda claro que los inversores quieren más medidas y que las quieren pronto. No obstante, podría haber sido mucho peor a la espera de la apertura hoy de los mercados de deuda. En los peores momentos de la sesión, el bono a dos años llegó a escalar por encima del 4,5%.
En este escenario de nervios y máxima volatilidad, el Tesoro volverá a la carga el jueves con una subasta de deuda con vencimientos en enero de 2016, abril de 2020 y abril de 2021 que están cotizando el mercado claramente por encima del 5%. En este caso, el Estado quiere conseguir entre 2.500 y 3.500 millones de euros en la que será la penúltima subasta antes de que se forme el nuevo gobierno que liderará Mariano Rajoy. Antes, el día 20, se subastarán letras a tres y seis meses.
La semana va a ser de altos vuelos en toda Europa. En lo que queda de semana los gobiernos europeos quieren colocar casi 16.000 millones de euros. Al máximo de 7.750 millones que quiere España, se suman los 5.000 millones que Alemania saca a la venta el miíércoles en títulos a dos años, a los que hay que sumar los 3.000 que colocará Italia a cinco años ese mismo día.
El país transalpino ya colocó ayer 7.000 millones a un año con un ligero descenso de la rentabilidad que no convenció a los inversores europeos, que redoblaron el castigo sobre Italia, España y, en menor medida, Francia. La mejor noticia fue la enorme demanda recibida, que casi alcanzó los 13.500 millones de euros.
