La inflación anima el mercado oro
El oro ha duplicado su precio en tres años. A pesar de la pequeña caída desde marzo, su futuro mira al alza.
Mientras la inflación siga poniendo en jaque al mercado y la economía continúe dando síntomas de debilidad, el oro, contará con el entorno apropiado para brillar en los mercados, como lleva haciendo desde hace años.
Aunque algunos analistas advierten de que el activo puede haber tocado techo a corto plazo, el rebrote de las turbulencias financieras, la caída de la producción del metal precioso, la avidez de los bancos centrales emergentes por incrementar sus reservas de oro y, sobre todo, el repunte de la inflación, ofrecen argumentos a favor de una nueva escalada alcista del metal precioso.
El futuro a un mes del oro ha llegado a caer desde los máximos históricos de enero, cuando tocó los 1.004 dólares por acción, hasta los 850 del pasado mes de marzo. Pero desde entonces ha iniciado una escalada alcista que le ha llevado de nuevo por encima de los 900 dólares por onza troy, un 7% por encima de los niveles de hace tres meses y dos veces los precios de hace tres años.
La sensación que cundió en el mercado en marzo de que lo peor de la crisis había pasado ya, redujo el atractivo de este activo y enfrió los precios. Pero la incertidumbre está regresando al parquíé y las presiones inflacionistas vuelven a golpear la economía, debido a un barril de crudo por encima de los 130 dólares.
Christopher Wyke, gestor de materias primas de la gestora británica Schroders, ha asegurado esta semana que “en los próximos años podríamos ver fácilmente que los precios del oro no suben a mil dólares por onza troy, sino a 5.000, a medida que la psicología de la inflación se incrusta en la gente y íésta busca desesperadamente fuentes de valorâ€.
Sin embargo, entre esta aparente correlación oro-inflación, se interponen una serie de condicionantes, pero, sobre todo, la evolución del dólar. Históricamente, una caída del dólar ha supuesto un repunte del oro, y viceversa. Por lo tanto, una recuperación del dólar, que contaría con el visto bueno de la Fed y el Tesoro, podría lastrar el avance del metal precioso.
Los gestores de fondos que basan sus decisiones en análisis tíécnico suelen invertir a favor de la tendencia vigente en el mercado, sea íésta alcista o bajista. Cuando la cotización del oro está a la baja estos inversores reciben señales de venta, lo que incrementa la caída del metal amarillo. Y viceversa. Como desde el pasado mes de enero el oro ha caído desde su ríécord de 1.004 dólares hasta cerca de los 800 dólares, íéstos inversores, especialmente los que cuentan con un objetivo a corto plazo, se sumaron a las ventas del metal.
Sin embargo, otros inversores que toman sus decisiones en función del análisis fundamental consideran que, con la inflación todavía disparada, la compra de oro a niveles de 800-900 dólares es interesante. La caída de los niveles de producción de oro a mínmos de 1937 y la inflación disparada en todo el mundo apuntalarían esa tendencia.