Algo tiene el sector aíéreo que engancha. Aunque la crisis económica le ha golpeado con dureza provocando píérdidas millonarias -este ejercicio sólo Vueling ganará dinero entre las compañías españolas- y a que en los tres últimos años han desaparecido varias aerolíneas, como Air Comet, Futura o Quantum Air, siempre hay algún aventurero del aire que quiere probar fortuna.
Hay quien repite, como Carlos Muñoz, el fundador y ex consejero delegado de Vueling, que ha vuelto a armar un proyecto que verá la luz el próximo año, tal como publica hoy EXPANSIí“N.
Muñoz, en alianza con Lázaro Ros, su exsocio en Vueling, y Ramón Paníé, ex director general de Futura, han creado la aerolínea de bajo coste Volotea. Los ejecutivos cuentan con un potente socio financiero: la firma de capital riesgo CCMP Capital, que es accionista de la línea aíérea estadounidense Jet Blue. El presidente de este fondo es Gregory D.Brenneman, ex consejero delegado de PwC Consulting y de Burger King.
Los impulsores de Volotea pretenden replicar el íéxito de Vueling, que revolucionó en 2004 el mercado aíéreo español importando la fórmula ‘low cost’ de Ryanair y easyJet, y, por supuesto, no seguir el camino de otros proyectos aíéreos que se han quedado por el camino. Entre 1997 y 2010, han dejado de surcar los cielos españoles más de veinte aerolíneas, la mayoría en los últimos años por la recesión más dura que ha vivido la economía española.
Algunas traen dolorosos recuerdos, porque echaron la persiana en plenas vacaciones navideñas dejando en tierra a miles de pasajeros, como Air Comet y Air Madrid. Futura, las mayor aerolínea de vuelos chárter de Europa, fue las primera en caer por la crisis a finales de 2008. Le siguieron Gadair o Aebal, filial de Spanair, entre otras.
Fracasos sonoros
Los fracasos más sonoros se han producido en el negocio de la aviación regional, más sujeto a los vaivenes de la demanda y la guerra de precios. Unas aerolíneas nacieron de la mano de grupos tradicionales (como Binter Mediterráneo, de Iberia; y Air Europa Express, filial de la compañía de la familia Hidalgo).
Otras lo hicieron al calor del boom inmobiliario, como Flysur, fundada por la constructora andaluza Prasa en 2008 y que dejó de operar 45 días despuíés de su estreno; o la leonesa Lagun Air, proyecto del consorcio del aeropuerto de León y adquirida en 2005 por la Agrupación de Empresarios Leoneses de la Construcción.