Por... Martín Kanenguiser
Con 10 años de diferencia y a un ocíéano de distancia, las crisis de la Argentina de 2001 y de Europa en 2011 exhiben similitudes por el empeoramiento de los indicadores macroeconómicos y sociales, pero diferencias en tíérminos de la capacidad de reacción.
La Nacion consultó a cuatro analistas: el ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la región Claudio Loser; el presidente de Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), Híéctor Valle; el ex secretario de Finanzas Daniel Marx y el economista del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) Eduardo Levy Yeyati.
Loser, que dirige la consultora Centennial Group de Washington, indicó que "la situación no es igual, en tanto las posibilidades de salida del euro por parte de países marginales aún no se dio".
Sin embargo, dijo que en el caso europeo "está cada vez más claro el conflicto entre las autoridades de países en crisis, que piensan que no se los dejará hundirse y la realidad que sugiere la necesidad de acción interna, además de una reestructuración de deuda".
Loser consideró que no se puede tomar la situación europea en forma global para compararla con la crisis local de 2001: "La Argentina es más productiva que Grecia, pero no que España o Italia; en ese sentido puede pensarse en una salida menos traumática" para esos países.
De todos modos, aclaró que la situación de Grecia e Italia es preocupante "en tíérminos de falta de voluntad interna de hacer correcciones". Desde otro rincón ideológico, Valle, que preside el Fondo Nacional de las Artes, sostuvo que "sin duda Europa en particular está viviendo situaciones similares a las que pasamos en los últimos años de la convertibilidad y la receta de superajuste probablemente lleve finalmente a convulsiones similares".
De inmediato, aclaró que entre ambas situaciones existe una diferencia clave: la existencia de un prestamista de última instancia que la Argentina no tenía en 2001.
Europa, dijo el analista heterodoxo, tiene "la capacidad de inyectar trillones de dólares o euros con el objeto de salvar a los bancos, algo que no tenía nuestro país". De inmediato, aclaró que ese salvataje "equivale al corralito, establecido con igual fin en la Argentina de 2001".
"El grado en que ambos movimientos afectan muy negativamente a la producción y el trabajo internos constituye el común denominador de ambos casos", concluyó.
A mitad de camino entre ambas opiniones, Eduardo Levy Yeyati, economista asociado al think tank Brookings Institution, opinó que "Grecia es como la Argentina pero peor: con más deuda eurizada y sin una moneda nacional a la que volver; sin embargo, si la región estuviera integrada fiscalmente, al emitir su moneda no tendría riesgo de default ya que podría licuar su deuda con emisión e inflación". Ante esta diferencia, Levy Yeyati consideró que en la crisis europea encierra dos tipos de crisis, dependiendo de la respuesta que elija el Banco Central Europeo, que días atrás optó por inyectar una liquidez masiva en los bancos de la región ante la negativa de Alemania a emitir eurobonos.
El especialista en cuestiones financieras Daniel Marx opinó que "los indicadores de deuda, fiscales y externos son mucho peores en los países europeos con problemas que los que tuvo entonces la Argentina". En cambio, afirmó que existen semejanzas en tíérminos de "caída importante de actividad y aumento de desempleo, donde más sufren los que estaban por entrar a la actividad laboral formal". Marx, ex viceministro de la Alianza, dijo que en la Argentina "tuvieron particular impacto determinados shocks externos", como las crisis de Asia, Rusia y Brasil. En cambio, explicó, "en Europa, los problemas vienen de desequilibrios acumulados durante un tiempo considerable" en los países que están en estado crítico