Trinitario Casanova es el hombre del momento. Este políémico inversor inmobiliario protagoniza el asalto al Banco Popular. Hoy ha desvelado un acuerdo para vender su 3,5% a 14,2 euros por acción al grupo mexicano de Tomás Milmo (Blueprime), pero condicionado a la venta del 20% del capital. En declaraciones a El Confidencial, Casanova deja muy clara su visión: "El Popular está llamado a ser vendido; si no lo compran los mexicanos, lo comprarán otros". Y admite que su salida se produce ante la imposibilidad de vender su stock de suelo para obtener liquidez.
Casanova ha mantenido desde el principio que no estaba solo, sino que le acompañaban otros accionistas significativos como Ram Bhavnani o Nicolás Osuna, aunque estos lo han negado. Lo cual lleva a muchos a pensar que el anuncio de ayer no es más que un nuevo intento de un inversor desesperado por calentar el valor y aliviar así la asfixiante deuda con que financió su posición en Popular.
PREGUNTA.- ¿Por quíé usted insiste en la venta del 20% y los demás accionistas relevantes lo niegan? ¿Quíé está pasando?
RESPUESTA.- Cada uno puede decir lo que quiera, pero lo cierto es que nadie te va a pagar una prima como íésta si no tiene un paquete de control. Y el 20% lo es, porque supera a la sindicatura. Ahora bien, estamos viendo movimientos extraños dentro del consejo, cada uno quiere asegurarse su futuro y hay quien está buscando otras personas para que revienten la operación.
P.-¿Amíérico Amorim?
R.- Yo creo que Amorim está jugando a dos barajas, y no me extrañaría que tenga su propio proyecto para comprar el banco junto con socios importantes.
P.- Parece que hay mucha gente interesada en comprar el Popular incluso a un precio tan alto...
R.- El Popular está llamado a ser vendido; si no lo compran los mexicanos, lo comprarán otros. Es un banco suficientemente pequeño y se ha puesto a tiro. Respecto a que el precio es muy alto, es discutible. La prima parece muy elevada respecto a la cotización de los últimos días, pero no lo es si lo comparas con la cotización media de los últimos seis meses y el valor razonable del banco. El Popular es un banco extraordinario, con 13.000 millones de liquidez para 2009, y los compradores tienen asesores muy importantes que consideran que 14,2 euros no es un precio exagerado. El momento de comprar es ahora, cuando está barato: nadie habría pensado hace un año que se pudiera comprar el Popular sólo a 14 euros.
P.- Ya, pero chirría mucho que el comprador sea un grupo mexicano sin presencia en España, sin experiencia bancaria, sin sinergias y con muy pocas posibilidades de sacar más jugo a un banco que ya es el más eficiente de Europa.
R.- El comprador tiene exceso de liquidez y busca un lugar donde invertirla seguro, fiable, con alta rentabilidad por dividendo. Es una forma de entrar en Europa y es el mejor momento para ello. Además, las 2.500 oficinas del Popular son un magnífico escaparate para vender sus productos.
P.- Entonces, si es tan buen momento para comprar, no lo será para vender. Y eso refuerza la idea de que usted vende porque está asfixiado por la deuda para la compra de las acciones y necesita liquidez desesperadamente.
R.- El que no estíé pillado en bolsa que levante la mano: todo el mundo lo está despuíés de unas caídas tan fuertes. Yo tengo muchos terrenos y, si fuese fácil vender suelo, lo haríamos todos. Pero como eso es imposible hoy por hoy, si alguien te ofrece un precio por el Popular que supera el de compra -aunque la plusvalía no sea muy grande-, hay que aprovechar la oportunidad. Además, todo el mundo sabe que vienen tres años de vacas flacas; así que, o vendes en una operación corporativa como íésta, o tienes que quedarte las acciones durante bastante tiempo.
P.- Por esa regla de tres, debería vender todo el mundo. ¿Quiíén le acompaña en su aventura?
R.- Aparte de las otras participaciones en torno al 4%-5%, tenemos a mucha gente con participaciones del 1% o el 2%, y juntos llegamos a ese 20%. En total, los vendedores somos entre ocho y 10. Incluso se van a sumar algunos miembros de la sindicatura, porque cambió el pacto que les une y pueden vender si quieren. Lo que pasa es que cada uno negocia por sí mismo y tiene que firmar su propio contrato de venta, no hay un contrato para todos.