Solo dos países en el mundo, la socialdemócrata Suecia, con un gravamen del 56,6%, y la diminuta isla de Aruba, que aplica un tipo del 59%, mantienen un impuesto sobre la renta más alto en el mundo. Y ninguno de los dos territorios guardan similitudes con Cataluña ni entre sí. Suecia cuenta con uno de los Estados del bienestar más potentes del mundo mientras que Aruba es uno de los muchos y diminutos paraísos ubicados en el mar Caribe, que suelen compensar la ausencia de tributos sobre las empresas con impuestos altos para los asalariados nativos.