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Autor Tema: Liberalización económica y empleo...  (Leído 173 veces)

OCIN

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Liberalización económica y empleo...
« en: Enero 14, 2012, 11:38:43 am »
Por...  Julio Gambina, Germán Pinazo y Ví­ctor Mendibil



Es un dato conocido que muchos analistas confunden, o aparentan confundir, el hecho de que dos fenómenos ocurran al mismo tiempo con que exista una relación de causalidad entre ambos. Este parece ser el caso de una nota recientemente publicada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), donde se señalan los supuestos beneficios de la liberalización económica en tíérminos de empleo[1]. Un claro objetivo de una institución asociada a la dominación mundial y que hace propaganda por la liberalización de la economí­a en tiempos de crisis capitalista. Asociar la problemática liberalizadora al crecimiento del empleo apunta a deslegitimar los reclamos de los trabajadores contra el ajuste que promueven las polí­ticas anti crisis de las clases dominantes en el capitalismo mundial.
 
El artí­culo de marras comienza planteando una pregunta tí­pica para este tipo de análisis: ¿el comercio internacional acaba con los empleos o los genera? Uno estarí­a tentado a responder una obviedad: depende. Depende de en quíé contexto histórico nos situemos; de quíé tipo de paí­ses estemos hablando, de quíé tipo de comercio, y en quíé circunstancias. Una empresa puede trasladar parte de su producción de Europa a Asia en busca de bajos salarios, y esto puede generar desempleo en Europa, pero mantener el nivel de empleo global inalterado. O puede redundar en un aumento global del empleo a causa de una mayor producción, pero con menores niveles de salario y peores condiciones laborales para los trabajadores… depende.
 
Pero aceptemos la propuesta del artí­culo. Allí­ parecen quedar desmentidas varias nociones de nuestro sentido común que se fueron construyendo a partir de nuestra experiencia histórica. El artí­culo resume: a) “las economí­as abiertas, a diferencia de las protegidas, logran niveles más altos de crecimiento económico”; b) “la apertura comercial ha contribuido a la creación neta de empleos”; c) “la estabilidad laboral total ha cambiado muy poco”.
 
Discutamos los argumentos
 
Ahora bien, ¿de dónde surge esta información? ¿Cuáles son los argumentos a partir de los cuales podemos pensar que esto es cierto? Sobre la segunda pregunta el texto dice poco. Pero vayamos a la primera. Sabemos que, como decí­a de manera poco feliz el famoso econometrista, si uno tortura suficientemente los datos, estos acaban por confesar; ¿pero quíé datos utiliza la OCDE?
 
Un análisis muy sencillo con datos de la CEPAL y la Oficina de Estadí­sticas Laborales de Estados Unidos (BLS[2]) nos muestra algo un poco distinto. En los últimos 20 años, la tasa de desempleo abierto en Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania, Italia, Suecia e Inglaterra, ha crecido un 71%, 140%, 17%, 44%, 22%, 361% y 11% respectivamente. Y en tíérminos absolutos[3] en estos paí­ses, el volumen de trabajos industriales ha caí­do en un 20%, 26%, 22%, 1,4%, 5,4%, 30%, y 37% en el mismo perí­odo.
 
Hablamos de los últimos 20 años porque entendemos que es a principios de los ´90 donde podemos situar una especie de íéxito por la fiebre liberalizadora, y en este sentido es útil ver los efectos de largo plazo de las medidas. Es el tiempo del fin de la bipolaridad y del sueño del “fin de la historia” y el “fin de la ideologí­a” que permitió imaginar el triunfo del capitalismo sobre cualquier orden alternativo. En Amíérica Latina ya conocemos las consecuencias de las polí­ticas hegemónicas en los 90´. En Argentina, si bien en la última díécada el desempleo ha caí­do, según el INDEC, hasta el 7-8% de la población económicamente activa, no ha logrado recuperar los niveles cercanos al 3-5% que tuviera en todo el perí­odo que va desde mediados de la díécada del ´40 hasta fines de los ´80. Y de hecho estamos hablando de un empleo totalmente distinto.
 
Según los datos del CEPED-UBA, el poder adquisitivo del salario es en la actualidad el más bajo de toda la serie que transcurre de aquel entonces hasta ahora, lo que explica los enormes techos en la tasa de empleo (42% de la población total) y en la población que sale a buscarlo (como decí­amos al principio… depende). En lo que respecta a, Brasil por ejemplo, la tasa de desempleo en 2008 era aproximadamente el doble de la de 1995, en Míéxico está prácticamente en el mismo nivel, y en Chile ha subido un 2%.
 
Pero en realidad, como decí­amos al principio, estos datos solos no alcanzan para explicar nada. Lo que sí­ hacen es mostrar que no parece haber una mejora sustantiva en los í­ndices de empleo como lo afirman los analistas de la OCDE. Pero aunque mostrasen lo contrario (como por ejemplo en el caso de Ecuador), serí­a un error que no tengamos en cuenta los efectos que la coyuntura internacional en tíérminos de los precios de los productos de exportación de nuestros paí­ses están teniendo sobre nuestras economí­as. Es decir, serí­a un error que caigamos en el mismo juego que criticamos. No se puede analizar la pregunta que plantea el artí­culo mostrando simplemente una correlación entre apertura económica y empleo, porque hay una enorme variedad de situaciones intervinientes que debemos considerar… Lo que no estarí­a mal que sugiramos al pasar es que revisen los datos, porque son muy sugestivos para que afirmemos todo lo contrario.
 
Cambios en la división internacional del trabajo
 
Lo que sí­ es cierto es que en los últimos años, la división internacional del trabajo tradicional de intercambio de productos primarios por manufacturas elaboradas entre periferia y centro respectivamente, está siendo reemplazada por un proceso complejo donde la periferia interviene tambiíén (dado que la exportación de productos primarios sigue existiendo) en la exportación de productos elaborados, incluso aumentando significativamente su participación en la exportación de productos con un alto componente tecnológico.
 
En tíérminos muy esquemáticos, lo que sucede es ciertas empresas con capacidad de operar a escala transnacional, han adquirido la posibilidad de trasladar a la periferia segmentos enteros de las cadenas productivas (producto del desarrollo de la tecnologí­a de la informática y las comunicaciones), utilizando al paí­s receptor exclusivamente como plataforma de exportación.
 
El proceso es sencillamente la búsqueda de bajos costos de mano de obra. En palabras de Giovanni Arrighi (1997:188), podemos decir que asistimos “a una división del trabajo donde el centro es predominantemente el lugar de emplazamiento de las actividades cerebrales del capital corporativo y la periferia el locus de los músculos y los nervios”.
 
Asistimos a un proceso de expansión de la relación salarial, donde la fábrica del mundo se traslada desde el “centro” capitalista a la periferia. Ese es el lugar crecientemente asumido por China en la economí­a mundial contemporánea y que explica en buena medida el crecimiento del empleo y la explotación mundial de los trabajadores, pese a la disminución del empleo, no solo por la crisis, en los principales paí­ses capitalistas desarrollados. En plena crisis ocurren píérdidas de empleo en los territorios tradicionales e históricos del desarrollo capitalista, al tiempo que se expande la relación social de explotación en nuevas fronteras territoriales de valorización del capital.

Ahora bien, esta exportación de productos de alto contenido tecnológico no ha alterado ni la participación de los paí­ses en valor agregado mundial, ni ha modificado sensiblemente el nivel de sus salarios. Fundamentalmente porque se trata de un traslado de segmentos intensivos en mano de obra, en busca de una reducción en los costos, y no de un proceso de desarrollo industrial, en ninguno de los sentidos en que se pueda pensar la palabra.
 
Esta última cuestión quizás nos sirva para pensar el esfuerzo argumentativo, y la “tortura de datos” consiguiente, a los que comúnmente se someten los ideólogos del librecomercio, para hacernos creer lo bueno que es para nosotros que abramos nuestras fronteras y les dejemos hacer sus negocios.
 
En sí­ntesis, nos preocupan los contenidos “profesionalistas” y “objetivos” que difunden agencias internacionales que pretenden estar más allá de unos o de otros. En nuestro caso queremos enfatizar que la OCDE realiza análisis que son fuente de información para la toma de decisiones en los ámbitos de poder mundial, especialmente el G20, núcleo que define el rumbo del capitalismo mundial en crisis.
 
No solo se trata de denunciar y desarmar la argumentación de las clases dominantes, sino de construir pensamiento propio para la emancipación de las clases subalternas. Es que en los últimos 20 años no solo existió la ofensiva dominadora del ríégimen del capital por restaurar la dominación capitalista objetada por las luchas obreras y populares por díécadas en un marco bipolar. El proyecto del capital trata de obturar las propuestas de emancipación de los trabajadores, pero no puede evitar la experiencia de resistencia y construcción de alternativa polí­tica, social y cultural, algo que verifica la realidad de nuestramíérica a comienzos del Siglo XXI. Vale adicionar que al proyecto del capital se le suma un modelo sindical conciliador y posibilista encarnado en el ámbito global por la Central Sindical Internacional que deja afuera de la representación a millones de trabajadores, la mayorí­a precarizada; pero tambiíén debe registrarse la experiencia renovadora del agrupamiento de trabajadores en el Encuentro Sindical Nuestra Amíérica, expresión de un modelo unitario y de clase en proceso de extensión, que agrupa organización de trabajadores más allá de la organicidad sindical, interpelando a los trabajadores en el territorio y en las condiciones generalizadas de precariedad para la instalación de un modelo de organización y lucha de los trabajadores para la confrontación con la iniciativa de las clases dominantes y la proposición de alternativa anticapitalista.


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