El ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, pidió este domingo en Atenas que la Unión Europea (UE) cree sus propias agencias de calificación de riesgo, despuíés de que la estadounidense Standard and Poor's (S&P) despojase a Francia y Austria de la triple A y rebajase la nota de España e Italia.
"Es hora de que Europa cree sus propias agencias de calificación", dijo en declaraciones a los medios tras la reunión con su homólogo griego, Stavros Dimas, aunque no entró en más detalles.
Westerwelle afirmó que "va en interíés de todos" el reforzar la "unidad" dentro de la UE y el "control" sobre las economías que se desvíen de los objetivos marcados.
El jefe de la diplomacia germana ofreció su apoyo a Grecia y reconoció los "difíciles esfuerzos" que está haciendo el pueblo griego, pero invitó al gobierno que dirige el ex banquero Lukás Papadimos a continuar con las reformas, para mejorar la competitividad de la economía griega.
Dimas, por su parte, dijo a los periodistas que Grecia "necesita más tiempo" y "más ayuda" de Europa para que las reformas comiencen a dar sus frutos.
Westerwelle visita a Grecia invitado por el ministro griego de Exteriores, aunque coincide con la llegada inminente a Atenas de los representantes de la llamada 'troika' -compuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE)-, para evaluar el progreso de las reformas prometidas por el gobierno griego tras la última visita, durante el diciembre pasado.
La visita del ministro de Alemania, país que posee un elevado número de bonos griegos, tampoco es ajena a las negociaciones en curso para una quita de la mitad de la deuda griega que está en manos de grandes bancos y fondos de inversión (206.000 millones de euros).
Además de las cuestiones económicas, Westerwelle tambiíén trató con su homólogo heleno asuntos internacionales, en especial la situación en Siria e Irán ya que el 35 % del petróleo que compra Grecia es de procedencia iraní por lo que un embargo europeo a la República Islámica podría tener consecuencias muy graves en el abastecimiento del país mediterráneo.