La Reserva Federal probablemente lanzará una nueva ronda de estímulos valorada en un billón de dólares este mismo mes, según un creciente consenso de economistas que consideran que la reciente recuperación económica es insostenible.
El Comitíé de Mercado Abierto de la Fed se reunirá la próxima semana y se han disparado las expectativas de que el languideciente mercado inmobiliario provoque que el banco central vuelva a comprar titulizaciones hipotecarias (MBS).
La finalidad de esta compra sería hacer bajas aún más los tipos de interíés desde los mínimos históricos actuales y, menos obviamente, restaurar la confianza en que las herramientas monetarias siguen ahí para estimular la economía. Por supuesto, su anuncio tambiíén haría subir la bolsa, como hizo la última expansión del balance de la Fed que comenzó en noviembre de 2010.
Hace sólo unos meses los observadores especulaban con que otra ronda del quantitative easing (que sería el QE3 esta vez) sería inasumible políticamente y probablemente innecesaria dadas las esperanzas de un mayor crecimiento económico en 2012.
Pero con la vivienda estancada y una recesión en Europa en el horizonte, los economistas piensan ahora que el QE es casi seguro. Andrew Wilkinson, economista jefe de Miller Tabak, emitió ayer una nota que apoya una mayor relajación, que cree que puede impulsar a la bolsa un 11%, hasta que el S&P 500 alcance 1.450 puntos.
Entre la batería de datos que apoyan su tesis, quizá el más interesante es que la relación entre el capital de los propietarios de casas con su renta disponible ha caído al 54%, un territorio sin precedentes. Esto se debe a que, como los valores de las casas han caído hasta ahora, la riqueza real tambiíén se ha hundido. Y la razón del desplome de la vivienda es el exceso de inventarios, un fenómeno que este analista cree que la Fed no tiene más remedio que combatir.
"Este simple hecho representa un territorio desconocido para la Fed. Pese a una recuperación del crecimiento y del empleo, el daño infligido por el desastre subprime sigue jugando un papel desastroso detrás del escenario", opina Wilkinson.
La vivienda es la preocupación
La Fed ha amplificado sus propias preocupaciones sobre este asunto en un libro blanco que Bernanke ha enviado recientemente al Congreso, un movimiento criticado por muchos al entender que está sobrepasando la autoridad del banco central al tratar de torcer el brazo del Congreso.
El objetivo del presidente de la Fed es que el Congreso destine fondos para ayudar a las modificaciones de hipotecas y a restaurar el valor del mercado. El paso siguiente debe ser una acción por parte de la Fed, y pronto, según Wilkinson.
"No tiene mucho sentido esperar para poner en marcha una nueva expansión, y tardar mucho podría causar confusión sobre el mensaje que la Fed está tratando de enviar en un momento en que está tratando de mejorar su comunicación con el público", concluye.
La cifra de un billón de dólares es compartida por Citigroup, y es relevante porque elevará el balance del banco central a 3,9 billones y probablemente desatará una guerra con el Congreso respecto a la amenaza de inflación. Ahora bien, la relajación de las presiones inflacionistas en los últimos meses, junto con un Congreso vacilante, promueven un escenario ideal para que la Fed vuelva a saltar al ruedo.