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Autor Tema: La banca, ante su ajuste más difí­cil  (Leído 175 veces)

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La banca, ante su ajuste más difí­cil
« en: Enero 21, 2012, 11:54:09 am »
La banca, ante su ajuste más difí­cil
 
por F. Tadeo en el Economista

La reforma financiera que pretende aprobar el Gobierno pone en alerta máxima a todas las entidades, que se verán obligadas a poner en marcha una nueva ola de fusiones

El sector financiero está en plena ebullición. Los inconcretos planes del Gobierno para sanear los balances de las entidades y limpiar los activos inmobiliarios han puesto en estado de alerta a todo el sistema. Sus máximos responsables están convencidos de que la letra pequeña del proyecto que diseña el Ejecutivo, sea cual sea, les va a llevar a una situación lí­mite, la más complicada de la reciente historia, que obligará a una nueva oleada de fusiones.
 
De la concreción del reglamento que apruebe en las próximas semanas el Consejo de Ministros dependerá la magnitud de la concentración.

Según fuentes conocedoras de las intenciones del Ministerio de Economí­a, el mapa del sector estará compuesto a finales de año por una decena de entidades, con el Santander, BBVA y La Caixa a la cabeza. Es decir, que tras el ajuste existirán la mitad de los grupos financieros de primer orden que hay en la actualidad.

Los contactos han comenzado, pero son tan preliminares que nada se puede determinar a estas alturas.
 
A priori, las entidades tendrán que elevar su hucha de provisiones, lo que supondrá un coste estimado inicialmente en 50.000 millones. Esta factura podrán sufragarla en varios años. Pero la forma y el número de ejercicios es sustancial para cuantificar el impacto sobre su patrimonio.
 
Las estimaciones manejadas por el Departamento que dirige Luis de Guindos apuntan a que las dotaciones se endurecerán del 30 por ciento actual al 60 por ciento en el caso de las viviendas adjudicadas, mientras que para el suelo íéstas subirán hasta el 95 por ciento en función de la calidad de estos activos.
 
El Gobierno pretende acelerar el proceso de saneamiento y forzar las fusiones, con el objetivo de que estíén preparadas cuanto antes para conceder críéditos que ayuden a la reactivación de la economí­a. Para ello, no pretende aprobar ayudas públicas, pero los números no salen, porque los resultados de la banca son escasos y buena parte tendrí­a que entrar en píérdidas.
 
Ni Economí­a ni el sector quieren que esta situación se díé por la alarma social que podrí­a causar. De ahí­ que se estíé analizando cómo suavizar las consecuencias del saneamiento de los balances, con la valoración de los activos problemáticos a precios actuales de mercados, sin renunciar a las intenciones de que la banca ejecute el proceso de integraciones.
 
Una de las alternativas que baraja es que las provisiones se carguen contra reservas en vez de contra beneficios. Pero esta opción afecta directamente a la solvencia. Y en la actualidad tanto el Banco de España como Bruselas están exigiendo niveles más elevados de capital de máxima calidad.
 
Con las fusiones el sector se verí­a obligado a recortar su capacidad instalada. Aún es necesario que las entidades ajusten sus plantillas y su red de oficinas. En la oleada de fusiones anterior, las cajas se aprovecharon de las ayudas públicas para disminuir entre un 15 y un 25 por ciento su estructura. Gastaron 5.000 de los 11.000 millones que recibieron del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob). Pero sin ayudas, el margen de maniobra es escaso y las posibilidades se reducen de manera sustancial.
 
Los expertos consideran que las entidades más solventes se harán cargo de las más díébiles. ¿Pero a quíé precio? í‰sta es la verdadera cuestión.
 
En el mercado se da por hecho que BBVA y La Caixa participarán en procesos de absorción para aumentar su tamaño y su negocio en nuestro paí­s. La caja catalana ha mantenido contactos con Bankia para llevar a cabo una integración, pero de momento no existen negociaciones entre ambas. El presidente de La Caixa, Isidro Fainíé, indicó está semana que no hay conversaciones en marcha para crear un gigante financiero, cuyos activos superarí­an el medio billón.
 
Esta operación es compleja hasta el punto que Competencia podrí­a frenarla o exigir desinversiones para su materialización. Lo que parece claro es que la reforma que estudia el Ejecutivo tiene como uno de los principales damnificados a Bankia, cuyo volumen de activos adjudicados supera los 11.000 millones y el críédito al promotor, los 33.000 millones.
 
Pese a las dificultades, el grupo que preside Rodrigo Rato confí­a en mantenerse en solitario y está peleando para que la normativa se suavice. Junto a un colectivo de grupos de cajas -las penalizadas por el saneamiento extraordinario- está intentando convencer al Gobierno a que cree un banco malo para que las entidades puedan voluntariamente aparcar sus activos tóxicos. De momento, esta opción está descartada por el Ejecutivo.
 
Configuración del nuevo mapa
 
La solución de Bankia es vital para la configuración del nuevo mapa bancario. Tambiíén dependerá, y mucho, el resultado de las subastas previstas como consecuencia de las nacionalizaciones y las intervenciones.
 
La primera que se llevará a cabo es la de Unnim, cuyo proceso ya ha arrancado. Seis entidades han presentado una oferta no vinculante para hacerse con sus activos, cercanos a los 30.000 millones. El Santander, BBVA, el Popular, Ibercaja, JC Flowers y Kutxabank analizan las cuentas del grupo catalán para hacer una propuesta vinculante.
 
El mercado ha colocado al Popular y a Ibercaja como máximos candidatos a quedarse con Unnim. Las ayudas públicas que soliciten, a travíés de un esquema de protección de píérdidas, serán la clave en el resultado de la puja.
 
La siguiente subasta será la del Banco de Valencia, intervenido a finales del ejercicio pasado. En las quinielas para adquirir la entidad levantina se encuentran grupos de cajas medianos, como BMN -liderado por Caja Murcia- o el Sabadell, ambos interesados en aumentar su tamaño. í‰ste último acaba de adjudicarse la CAM con cuantiosas ayudas del Fondo de Garantí­a de Depósitos, pero su intención es elevar aún más su capacidad de generar ingresos y aprovechar las oportunidades que se presenten en el mercado.
 
CatalunyaCaixa, previsiblemente, será la tercera que salga a concurso. Pero íéste no tiene porquíé ser público, por lo que la entidad catalana, con el beneplácito del Frob -su principal accionista tras la nacionalización de septiembre- podrí­a emprender negociaciones directas con otras entidades para acordar su absorción. El mercado apunta a que BBVA o el Santander son los principales candidatos para adjudicarse la caja para ampliar su presencia en Cataluña y hacer frente a uno de sus máximos competidores, La Caixa.
 
í‰sta podrí­a luchar, según los expertos, con el Santander por Novacaixagalicia -ahora NCG- siempre y cuando la integración con Bankia no fructifique. Tambiíén podrí­a participar en la puja por Banco de Valencia.
 
Otra de las entidades que capitaneará proceso será Unicaja, que está en pleno proceso de fusión con Duero-España.
 
El sector cuenta con unos activos problemáticos de 176.000 millones de euros a cierre del primer semestre de 2011. De ellos, más de 61.000 millones son viviendas y terrenos adjudicados como consecuencia de la creciente morosidad, principalmente de las compañí­as promotoras, muchas de las cuales han entrado en concurso de acreedores. El resto son críéditos otorgados al sector de la promoción y la construcción inmobiliaria.
 
La digestión y limpieza de estos activos considerados tóxicos será la tarea más complicada a la que tendrá que hacer frente el sector este año.