La primera agencia de calificación de riesgos europea, impulsada por la asesoría alemana Roland Berger, cuenta con 300 millones de euros -388,110 millones de dólares- para echar a andar antes del verano, informó la revista "Euro am Sonntag".
Según difundirá hoy este rotativo económico tras entrevistar a Markus Krall, socio de Roland Berger, el objetivo de la asesoría es crear "una fundación sin ánimo de lucro" y "financiación privada" durante el primer semestre, con sede en Holanda".
Luego una subsidiaria de esta fundación, seguramente una sociedad anónima radicada en Francfort, la capital financiera de Alemania, y con una "fuerte presencia" en París, se encargaría realmente de las calificaciones.
Por el momento, una treintena de inversores institucionales, entre los que se encuentran importantes bancos, aseguradas y bolsas de toda Europa, han puesto a disposición de la agencia unos 300 millones de euros.
Calificaría en 2013
Ahora, el siguiente paso es "firmar los contratos hasta final del primer trimestre de 2012" y lograr completar en los tres meses siguientes el capital necesario para empezar a operar, según Krall.
Así, esta primera agencia de calificación de riesgos europea podría emitir sus primeras notas sobre entidades financieras a comienzos de 2013, según sus promotores, que en dos años esperan ver esta iniciativa a pleno rendimiento.
Abogan por lograr criterios de calificación "más transparentes" que los de las tres grandes del sector, las estadounidenses Standard & Poor's, Moody's y Fitch, y por que la agencia, en caso de error, asuma una responsabilidad.
"En la actualidad, (las valoraciones) son en puramente opiniones y no están sujetas a responsabilidad. Pero las calificaciones son bienes públicos con significado económico e implicaciones políticas", explicó Krall.
El socio de Roland Berger señaló al rotativo "Die Welt" que consideraba positivo el apoyo político al proyecto, pero descartó la posibilidad de financiarse con dinero público por razones de "independencia".Desde el estallido de la crisis financiera en 2008 y especialmente tras el recrudecimiento de la crisis de la deuda en la eurozona, muchos políticos europeos han criticado las valoraciones de las tres principales agencias de calificación de riesgos, tildándolas de oportunistas y faltas de base.