Nueva Rumasa tenía una línea de críédito con el Santander de hasta 150 millones de euros que fue alimentada utilizando facturas falsas para descontarlas antes de su vencimiento, hasta que la entidad que preside Emilio Botín lo descubrió y cerró el grifo en 2010. Para obtener liquidez, es muy habitual que las empresas presenten al banco facturas que sus clientes le pagarán a largo plazo, la entidad adelanta los importes y cobra un porcentaje por la financiación.
Varios ex trabajadores conocedores de la operativa han relatado a El Confidencial cómo funcionaba esta treta contable, que tenía dos vertientes. La primera consistía en que empresas como Clesa o Dhul emitían facturas a nombre de sus clientes habituales pero con ventas ficticias. Una vez “descontado el papelâ€, como se denomina a este modo de conseguir financiación de un banco a travíés de facturas que aún no han vencido, las empresas, obviamente, no las incluían en su contabilidad ni liquidaban el correspondiente IVA.
Cuando el banco recibe las facturas no comprueba con el supuesto cliente que el documento sea real (es inoperativo hacerlo con las miles de facturas que descuentan las entidades a diario), sino que presta las cantidades a Nueva Rumasa si íéstas encajan en el importe de la línea de críédito que los Ruiz-Mateos tenían con el Santander.
La segunda vertiente consistía en que las empresas que solicitaban críédito presentaban facturas a nombre de otras empresas del grupo Nueva Rumasa, que manejaba más de 200 sociedades. En muchas de ellas había testaferros al frente, por lo que el banco desconocía que se trataba de operaciones entre firmas mercantiles en manos de los Ruiz-Mateos, que las presentaban como si fuera una relación comercial ente empresas independientes.
Este engaño al banco de Emilio Botín reventó por un error de quienes preparaban las facturas falsas, que se hacían en la oficina de Manuel Sánchez Marín, director general de Administración de Nueva Rumasa, en el número 55 de la madrileña calle de Diego de León. Falsificaron dos veces la misma factura, concretamente una a nombre de El Corte Inglíés, que era cliente de las marcas de alimentación del grupo de la abeja. En las oficinas del Santander entró una factura de una supuesta venta a los grandes almacenes con el mismo número que otra ya descontada pero con distintos conceptos e importe. La entidad financiera se puso en contacto con la cadena de distribución y descubrió el fraude.
El Santander lo confirma
Fuentes oficiales del banco aseguran a El Confidencial que fueron víctimas de este fraude. Añaden que cuando comprobaron las facturas se toparon con que Nueva Rumasa había recurrido a esta estratagema de manera sistemática, que para nada era algo esporádico.
Cuando el banco comunicó a los Ruiz-Mateos que les habían pillado, en las oficinas de Nueva Rumasa hubo más de un grito, según fuentes internas del grupo industrial. El Santander suspendió la línea de críédito en marzo de 2010.
Varios ex trabajadores que se han puesto a disposición de la Audiencia Nacional, donde se tramita el sumario de la presunta estafa de los pagaríés, aseguran a El Confidencial que este sistema fraudulento se utilizaba “desde siempre†y con varios bancos, desde los tiempos de Rumasa, pero con los problemas financieros de la última etapa de Nueva Rumasa, “se hizo insostenible porque la cantidad de papel falso era enormeâ€, relata un ex empleado conocedor de la contabilidad interna del grupo empresarial.
Josíé María Ruiz-Mateos no perdonó a Emilio Botín la retirada de la financiación. De hecho, el patriarca del clan jerezano culpó públicamente al banquero del hundimiento de sus empresas. En las cartas que la propia Nueva Rumasa hizo públicas el pasado año, Ruiz-Mateos llegaba a decirle a Emilio Botín “lindezas†del calibre de vas a dejar de ser "el ombligo de oro del mundo" o los banqueros son "los más odiados de la sociedad en la que vivimos".
Cuando las principales empresas de la familia gaditana se acogieron al concurso de acreedores, en febrero de 2011, la deuda con el Santander ascendía a 280 millones de euros (330 si incluimos la contraída con Banesto, el otro banco de los Botín).