La idea de que España debe solicitar una moratoria a Europa para el cumplimiento del objetivo de díéficit suena cada día con más fuerza entre los analistas, que creen que recortar hasta un díéficit público del 4,4% del PIB (desde el 8% de 2011) no sólo es inviable, sino tambiíén un riesgo para la economía.
Los economistas españoles llevan meses alertando de los riesgos que puede implicar la austeridad extrema sobre el crecimiento español. Ahora tambiíén el prestigioso Financial Times se ha hecho eco de los peligros que ocasiona el exceso de rigor fiscal en un contexto como el actual de frenazo económico europeo (este diario incluso compara la situación española con la griega).
La mayoría de centros de análisis contemplan una recesión para este año en España. Recientemente, el Banco de España anunciaba una contracción del PIB del 1,5% para 2012 (lejos de las previsiones oficiales de un aumento del 2,3%) y un leve crecimiento del 0,2% para 2013, algo que haría muy difícil el programa de ajuste fiscal.
Tambiíén constataba que el desvío fiscal de 2011 se debió sobre todo al incumplimiento de la previsión de ingresos y no a la del gasto, lo que se explica en parte por la ralentización económica, mayor a la esperada. El Fondo Monetario Internacional ha ido más allá y augura tasas negativas en los dos ejercicios: del 1,7% y del 0,3%, respectivamente.
Por otro lado, el juego de matizaciones en el Ejecutivo sobre las necesidades de nuevas cifras en el programa de ajuste se ha sucedido en los últimos días. Eso sí, finalmente, Mariano Rajoy zanjó la políémica la semana pasada, al señalar, en su visita a Berlín, que el objetivo era seguir la senda de consolidación fiscal pactada con Bruselas (4,4% del PIB díéficit este año y del 3% en 2013).
¿Es realista esta afirmación? ¿Quíé efectos puede ocasionar sobre la economía española? ¿Sería posible un cambio de objetivos? Los analistas consultados por Expansión.com son muy escíépticos con la posibilidad de cumplir con estas cifras y se muestran muy preocupados sobre las consecuencias que esto tendría para la recuperación.
Pablo Antolín Nicolás, economista principal, Dirección de Asuntos Financieros de la OCDE, explica: “Tanto para España como para la zona euro el crecimiento tiene que venir o del consumo de las familias, la inversión (tanto pública o privada), el gasto público o el sector exterior. El mundo no crece mucho por lo que la vía de crecimiento a travíés del sector exterior no aportará mucho más de lo que ya da. Las familias y empresas siguen sin consumir pues deben ajustarse para reducir su endeudamiento, la inversión privada tambiíén está estancada y, si finalmente, el estado se ajusta el cinturón, es muy difícil saber cómo vamos a crecerâ€.
Desde su punto de vista, la solución es “un contrato entre los países con margen financiero y los países sin íél. El problema central de la zona euro y España no es fiscal, es la falta de competitividad de los países perifíéricos y la imposibilidad de crecimientoâ€.
Por ello, sugiere que “los países perifíéricos deben comprometerse por escrito a hacer reformas estructurales que aumenten la competitividad (liberalizar sector servicios, reforma laboral, financiera). Estas reformas en el corto plazo solo traer dolor (los beneficios son a largo plazo). Para que estas reformas puedan absorberse sin gran contestación social, se necesita que los países con margen (dígase Alemania), implementen políticas para que aumente su consumo y ayude así a crecer a los países perifíéricos. Es esencial que haya este contrato a dos bandas, que sea público y vinculanteâ€.
Más contundente se muestra María Jesús Fernández, analista de Coyuntura de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), que cree que cumplir con el 4,4% de díéficit público, además de extremadamente de conseguir, podría llevar a España a una completa depresión, con un retroceso del PIB durante este ejercicio de cerca del 2%. Desde su punto de vista, marcar el 3% de díéficit comprometido para 2013 debería retrasarse “al menos dos años†y para este ejercicio tendría que revisarse la cifra hasta el 6% del PIB aproximadamente.
“Es francamente difícil recortar ahora unos 40.000 millones de euros más: ya se han bajado salarios en las Administraciones Públicas, congelado prestaciones… El efecto sería muy contractivo. Además, por ejemplo, si se decide echar personal público, hay que pagar indemnizaciones, así que el ahorro a corto plazo tampoco sería muy grandeâ€, explica.
Desde el punto de vista de Xavier Segura, economista socio de Tracis, “es cada vez está más claro que con una sola medicina no superamos la situación ni en España ni en la Eurozonaâ€.
Por ello, cree que “la decisión no es si reformas o recortes, sino reformas y recortes y además empezar a propiciar algunas políticas expansivas para favorecer el crecimiento (porque sin crecimiento el desapalancamiento no avanza a un ritmo mínimamente significativo) por parte de los países que se lo pueden permitirâ€.
No obstante, indica: "La jerarquía de prioridades sitúa en este momento como más ineludible en el corto plazo los recortes, porque es lo que tiene efecto inmediato, mientras que las reformas y las políticas de crecimiento son de efecto más retardado y ahora desgraciadamente estamos en tiempos de urgencias históricas".
Para J. Ignacio Conde-Ruiz, analista de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), un ajuste del sector público para alcanzar los compromisos adquiridos “supondría un sacrificio bastante duroâ€. Desde su punto de vista, tendría sentido una revisión de las cifras (para moderar el recorte), pero no desde un punto de vista unilateral de España, sino como una medida del conjunto de la UE, que probablemente, para no quedar señalados por los mercados de capitales, deberá venir acompañada de una ambiciosa agenda de reformas.
Según la opinión de Jorge Malfeito, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, hay más matices. “Es complicado evitar una desviación. Aun así, es lógico realizar ciertos ajustes para generar algo de confianza en los mercadosâ€, indica.
Tambiíén cree que un replanteamiento de los escenarios sólo se puede realizar en conjunto con el resto de países europeos.
Sobre todo, Malfeito aboga por políticas de reactivación económica. Por ejemplo, habla de la necesidad de una inyección de mayor liquidez por parte del Banco Central Europeo y la de solucionar los problemas de financiación. “Según se vayan avanzando con estas medidas, entre otras, en Europa, la coyuntura española mejoraráâ€, explica.
De momento, los líderes europeos, en la cumbre de ayer, han reconocido que la austeridad por sí sola no es suficiente para superar la crisis de deuda y han reclamado una estrategia común para impulsar el crecimiento. Eso sí, no han concretado ninguna medida en esta dirección. Aunque es un primer paso, para ver más habrá aún que esperar.