Por... Luis Miguel González
í‰ste, será el siglo de las ciudades, anticipan la ONU y la OCDE. La rivalidad más significativa no será entre los países, sino aquella que confronta a las zonas urbanas.
Decimos futuro, pero habría que decir presente. Las ciudades compiten por atraer talento y por desplegar símbolos de creatividad. Luchan por las inversiones privadas y tambiíén por recursos públicos. Se esmeran para conseguir los mejores indicadores y la máxima visibilidad. Ponen en juego factores obviamente económicos, como la calidad de la infraestructura y los ratings crediticios, pero tambiíén cuestiones dignas de freackonomics, por ejemplo, el número de campos de golf, la calidad de los foros de música, el prestigio de sus equipos en la liga de futbol o la riqueza de la carta de sus restaurantes. No quedan de lado los indicadores de seguridad y del sistema educativo.
No pasa una semana que no entregue un recordatorio de esta competencia. Hace ocho días, Nissan anunció que eligió Aguascalientes como sede de una segunda planta de producción de automóviles. Se trata de una inversión de dos mil millones de dólares que traerá una generación de alrededor de 20 mil empleos. Esta semana, el Presidente Calderón presentó a Guadalajara como ganadora del programa Ciudad Creativa Digital. Si las cosas salen como están proyectadas, la capital jalisciense se convertirá en el cluster más importante de producción audiovisual en Míéxico, además de un referente continental en la materia.
Cuando se mira a Míéxico a travíés de la ventana de la competencia entre regiones, tenemos una imagen muy dinámica que contrasta con la sensación de estancamiento que nos ofrece el mapa nacional. Las regiones se han movido, a pesar de la ausencia de reformas estructurales. En menos de una díécada, Queríétaro se ha convertido en uno de los tres mayores clusters de producción aeroespacial de Amíérica Latina. La zona metropolitana de León ha perdido relevancia como productor de calzado, pero ha ganado peso en el mapa automotriz de Amíérica del Norte.
Monterrey ha crecido sustancialmente en el procesamiento de alimentos, sin soltar el liderazgo en autopartes, y el corredor Cancún-Playa del Carmen se ha consolidado como uno de los 10 principales destinos turísticos del planeta.
Las ciudades mexicanas compiten entre sí y frente a otras ciudades. El proyecto de Ciudad Creativa Digital parte del supuesto de que Guadalajara puede atraer inversiones por una cifra mayor a 10 mil millones de dólares, por parte de gigantes mundiales como Viacom, Disney o Sony. Para conseguirlas, la capital tapatía deberá superar a otras urbes como Montreal, Phoenix, Barcelona o Mumbai. Ser el ganador de una competencia nacional donde hubo 11 urbes aspirantes es excelente, pero no basta. Otras grandes ciudades quieren tambiíén atraer los recursos de los grandes corporativos. Algunas de ellas tienen sus propios planes.
La competencia entre las regiones es parte de una nueva realidad que se instaló entre nosotros sin darnos tiempo a decidir cómo queremos que sea esta competencia: quíé se vale, cuáles son los límites y quiíén definirá las reglas para ordenar la nueva situación. ¿Es correcto endeudarse mucho para atraer un gran proyecto? ¿Quiíén sería el encargado de poner un alto a la propaganda negativa en contra de una ciudad rival? Son muchas dudas. Hay demasiado trabajo para la mano invisible