Las elíéctricas saben que la cuenta atrás ha comenzado. Y preparan su ofensiva final. Al punto que la patronal Unesa trabaja en un documento para demostrar al Gobierno que la actividad elíéctrica no es rentable con el actual modelo, que no contempla el precio real de la luz. De hecho, la intención de las compañías es hacer público un informe el próximo 6 de marzo, como una medida de presión adicional para el ministro de Industria, Josíé Manuel Soria, cuyo equipo trabaja con el mayor sigilo en un paquete de medidas para reformar el sector. Su objetivo es atajar el llamado díéficit de tarifa, la diferencia entre lo que paga el consumidor final y el coste efectivo de generar la electricidad. Un modelo perverso que ha generado una deuda reconocida –y creciente- con las empresas de 24.000 millones de euros.
La urgencia en la presentación del estudio tiene además otra explicación. No en vano el próximo 30 de marzo se abre otra ventana de oportunidad para que el Ejecutivo suba el recibo de la luz, dentro de las revisiones trimestrales que establece la normativa. Las elíéctricas lo saben y quieren jugar sus cartas para forzar un incremento de los precios. “Es que esto no se arregla sin una subida del 30% o del 40% para no generar un agujero mayorâ€, aseguran esta semana desde la dirección de una de las compañías, especialmente inquietas en estos días por la falta de interlocución con el Ministerio. Sin medidas, el díéficit va camino de otro desfase espectacular en 2012: podría alcanzar los 5.000 millones de euros, lejos del objetivo oficial de 1.500.
El informe de las elíéctricas, a cuyo borrador ha tenido acceso este diario, echa cuentas. Unesa argumenta que sus asociados (Endesa, Iberdrola, Gas Natural, E.ON y HC) obtuvieron un beneficio despuíés de impuestos por el desarrollo de su actividad de 4.181 millones de euros en el año 2010. Un resultado que languidece si se tiene en cuenta que en ese ejercicio se financiaron 5.554 millones de euros en concepto de díéficit de tarifa. ¿Conclusión? “Sin los beneficios virtuales que provoca el díéficit, el retorno de la actividad elíéctrica en España sería negativoâ€, se expone. En concreto, por importe de 1.373 millones. “Y aún así se han pagado impuestos sobre el díéficit devengadoâ€, concluyen desde una de las elíéctricas. "Al final, el negocio internacional es el que salva nuestra cuenta de resultados".
En el fondo, la cuestión es que se trata de balances construidos en el aire. “El beneficio no corresponde a flujos de caja reales, son contablesâ€, subraya el documento, que recuerda que el díéficit soportado por las elíéctricas en 2010 suponía cinco veces su beneficio. Los beneficios son virtuales, no llegan a entrar en caja. En este sentido, la actividad elíéctrica no ofrece siquiera una rentabilidad razonable a la inversión que se realiza, que podría situarse en torno al 7%. "La realidad es que los beneficios cubren el esfuerzo financiero de la inversión, pero no retribuyen de una manera rentable los costes del capital invertido", explican desde una de las cotizadas. "Por este motivo, en el fondo, sólo hay beneficios en tíérminos relativos".
Para reforzar la necesidad de acometer una fuerte subida del recibo de la luz, las empresas argumentan que la electricidad supone el 2,5% del gasto de las familias y el 1,3% del gasto de explotación de las empresas. “Subir la tarifa es condición sine qua non para no seguir generando díéficitâ€, se zanja desde el sector. Su conclusión, sempiterna aspiración, es que tiene que haber una subida del precio de la luz en origen, pero minimizado y optimizado, de manera que pueda ser asumido, tanto por el consumidor familiar, para los que el valor medio es representativo en su cuenta de gastos, como para las empresas, donde el suministro representa una barrera de competitividad. Y en su opinión, en comparación con los precios de los países de nuestro entorno, hay margen para la subida sin superar la media.
Además, caben otras medidas complementarias para dulcificar la subida, una medida con enorme coste político, dentro de una reforma integral. Por ejemplo, cabe recuperar una tarifa progresiva, tocar los costes de distribución y transporte, imponer una tasa general a las compañías, más proclives a aceptar ese rejón que el de una quita o eliminar de la tarifa la aportación anual al IDAE de 300 millones. Además de la subida del precio de la luz, podría cargarse a otras fuentes de energía el reparto del sobrecoste. Es decir, recuperar la opción del cíéntimo verde, de manera que el compromiso de las renovables se reparta entre todo el sector energíético, lo que apuntaría inevitablemente al petróleo (gasolina, gasóleo y diesel) y al gas natural como pagadores necesarios.
El fantasma de las renovables
Pero en cualquier escenario, según las elíéctricas, para solucionar el problema del díéficit de una vez y para siempre hace falta una subida al menos durante los próximos dos años. Sólo a partir de 2014 se podrán mantener o reducir los precios. De acuerdo con sus estimaciones, los costes de la tarifa tienden a reducirse, pero estos se han disparado durante los últimos años por la entrada de las renovables, tecnología sobre la que vuelven a enfatizar como origen del actual problema. "Dentro de la tarifa, el coste que ha crecido más y más rápido ha sido el de las renovables", explican para referirse al impacto creado por los MW de energía eólica, fotovoltaica y termosolar aportados al sistema, "una entrada que guarda una relación directa con el crecimiento del díéficit".
Por estos motivos, a sólo unas semanas de que el Gobierno prepare el eníésimo cambio legislativo, las elíéctricas quien hacer ver su hartazgo cuando se habla de sacrificios por su parte. "Ya hemos asumido demasiados. Hablar de sacrificios ya no toca, sobre todo cuando ha habido gente que no ha hecho ninguno". Uno de los ejemplos utilizados para representar esta paradoja es la central elíéctrica de Santa María de Garoña, propiedad compartida por Endesa e Iberdrola, que según sus accionistas ha cerrado con píérdidas los ejercicios de 2009 y 2010, mientras otros productores energíéticos, como Abengoa, volcados en la producción termosolar, han tenido beneficios por su actividad muy superiores proporcionalmente al capital invertido. Y esta situación sólo ha sido posible por el perverso, en su opinión, modelo de primas a la generación.
De momento, algunas de las últimas medidas del Gobierno, como la moratoria renovable, han sido bien recibidas. De otras, esperan sus resultados, como la refundación de la Comisión Nacional de la Energía, ahora bajo la superestructura de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia, a la que piden que se circunscriba sólo a su tarea como regulador y no aspire a potestades legislativas que no le corresponden. “Se han hecho afirmaciones sobre el díéficit de tarifa de espaldas a la realidadâ€, afirman de manera contenida para referirse, por ejemplo, al controvertido informe elaborado por el consejero Jorge Fabra, al que además de imprecisiones y fallos de base, atribuían un objetivo político determinado. "Hay que disminuir el ruido político en torno a la tarifa y conseguir que sea un producto normal".