El número uno mundial del automóvil, el estadounidense General Motors, y el francíés PSA Peugeot-Citroí«n, anunciaron el miíércoles una alianza para construir conjuntamente partes de vehículos, una estrategia que busca reducir costos en Europa y cuyo impacto laboral se desconoce.
Ambos grupos pondrán en común plataformas (la parte del coche "no visible" por el usuario, especialmente el chasis y los trenes de rodaje), pero continuarán vendiendo vehículos con sus propias marcas, según un comunicado conjunto.
Los fabricantes esperan ahorrar 1.000 millones de dólares en los próximos cinco años con esta operación, pero el comunicado no precisa el impacto de esta alianza a nivel del emplo en cada firma.
Los primeros vehículos producto de este acercamiento serán comercializados a partir de 2016, según el comunicado.
El presidente de PSA, Philippe Varin, señaló que espera que esta alianza permita al grupo volverse "más internacional".
En un comienzo, las dos firmas se centrarán en el desarrollo de pequeños vehículos y los llamados crossover (con formato de 4x4 montados sobre las estructuras de modelos corrientes).
Ambos grupos comenzarán a trabajar en modelos de pequeño y mediano tamaño, antes de desarrollar conjuntamente una nueva plataforma especialmente dedicada a vehículos "poco contaminantes".
"Según los tíérminos del acuerdo, PSA Peugeot-Citroí«n y General Motors compartirán algunas plataformas, módulos y componentes sobre una base mundial (...) reduciendo los costes relacionados con el desarrollo de nuevas tecnologías y las emisiones de CO2, y ganarán en eficacia", según el comunicado.
El acuerdo tambiíén prevíé la creación de una empresa conjunta con el fin de compartir la adquisición de productos y servicios. El poder de compra de los dos grupos en conjunto alcanza los 125.000 millones de dólares, señalaron.
Cada empresa "continuará comercializando sus vehículos de manera independiente y en competencia", precisaron.
El acuerdo no prevíé "ninguna disposición específica a la gobernanza" de PSA, controlada por la familia Peugeot, a travíés de su holding FFP.
GM entrará en el capital de PSA Peugeot-Citroí«n a altura de 7% con ocasión de una ampliación de capital de 1.000 millones de euros, convirtiíéndose así en su segundo accionista. La capitalización de PSA el miíércoles por la noche, tras el cierre de la Bolsa de París, era de unos 3.500 millones de euros.
El íéxito de la operación de ampliación de capital está garantizado por una alianza de varios bancos con la familia Peugeot, que participará suscribiendo títulos por valor de 150 millones de euros, anunció este miíércoles el conglomerado.
Eso significa que para entrar en PSA el constructor GM deberá desembolsar unos 300 millones de euros.
Los herederos de Armand Peugeot poseen en la actualidad un tercio del capital del grupo y casi el 46% de los derechos de voto. El resto del capital está en manos de inversores franceses y extranjeros, trabajadores del grupo (2,79%) y del banco BNP Paribas (1,06%).
En el comunicado de ambos grupos no se precisó el impacto que tendrá la alianza sobre el empleo.
Según Varin, más allá de la alianza, los dos grupos se ven obligados a reducir sus capacidades de producción en Europa.
"Tenemos un exceso de capacidad (de producción) en Europa que es evidente para todo el mundo y que debe ser resuelta por ambos socios" de manera independiente, dijo durante una conferencia telefónica, agregando que "la alianza no reemplaza lo que debe hacerse para reducir las cuestiones de exceso de capacidad".
El ministro de Industria francíés, Eric Besson, aseguró en un comunicado que obtuvo garantías de PSA de que el acuerdo será favorable al empleo en Francia.
Sin embargo, según una fuente próxima a la transacción, citada por la agencia Dow Jones Newswires, General Motors prevíé suprimir empleos y cerrar fábricas en Europa, donde está presente a travíés de su filial alemana Opel, que acumula píérdidas y frena su crecimiento.
Los asalariados de Opel (Vauxhall en el Reino Unido), filial europea de GM, emitieron un comunicado en el que reclaman que la alianza no tenga "consecuencias negativas" para los empleados del grupo y pidieron un reparto "equitativo" de las "oportunidades y los riesgos" con sus homólogos franceses de PSA.
El objetivo de PSA con esta alianza no es otro que enderezar su situación, despuíés de que sus ventas en el mundo cayeran un 1,5% en 2011, a 3,5 millones de unidades, lo que provocó que sus beneficios se redujeran a la mitad (558 millones de euros).