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La crítica de la presidenta Dilma Rousseff a los países ricos por lo que denominó tsunami monetario resaltó en Brasil la semana que concluye hoy, marcada tambiíén por la repercusión del voraz incendio en la estación antártica.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, criticó el jueves la guerra cambiaria generada por países desarrollados para salir de la crisis financiera en que están sumidos, medida que calificó de tsunami monetario y de política perversa e inconsecuente.
Las medidas adoptadas son perversas para las naciones emergentes que enfrentan una guerra cambiaria basada en una política monetaria expansionista usada por los países en crisis, afirmó Rousseff en una ceremonia en el Palacio de Planalto.
"Es por eso que nos preocupamos con ese tsunami monetario de los países desarrollados que no usan políticas fiscales de ampliación de la capacidad de inversión para salir de la crisis en que están metidos", señaló.
No obstante, subrayó que su gobierno continuará desarrollando el país, defendiendo la industria, impidiendo que los míétodos de salida de la crisis de los países ricos provoquen un canibalismo en los mercados de las naciones emergentes. Al mismo tiempo, prosiguió, vamos a asegurar nuestro mercado interno.
El discurso de la mandataria brasileña coincidió con el anuncio oficial de aumentar de dos para tres años el plazo del cobro del seis por ciento del Impuesto sobre Operaciones Financieras (IOF) en las liquidaciones de cambio monetario contratadas a partir del mes de marzo.
La medida, según el gobierno, persigue reducir el ingreso de dólares al país y con ello evitar una valorización excesiva del real, que recientemente se ha apreciado considerablemente en comparación con la moneda estadounidense.
Sobre la nueva medida, el ministro de Hacienda Guido Mantega afirmó que Brasil no permanecerá impasible observando la guerra cambiaria y apuntó que el gobierno continuará adoptando acciones para evitar la valorización del real frente al dólar.
Tenemos que defendernos de esa política, aseveró Mantega y recordó que la práctica de adoptar medidas de ese tipo era condenada hasta hace poco tiempo, pero frente a la actual crisis pasó a ser recomendada por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Mantega apuntó que el FMI comenzó a pensar así despuíés que Brasil adoptó medidas de intervención en la tasa de cambio que han resultado ser exitosas. Ahora, indicó, el Fondo recomienda las acciones brasileñas, en especial a los países emergentes, más sujetos a la entrada y salida de capitales extranjeros.
De otro lado, el incendio que destruyó la estación Comandante Ferraz, inaugurada en febrero de 1984 en la isla Rey George, en la Antártica, puso en vilo a la comunidad científica brasileña, por la posible píérdida de investigaciones sobre los efectos del cambio climático en esa región y sus implicaciones para el planeta.
El voraz fuego provocó la muerte de dos militares y heridas a otro. Los uniformados fallecidos recibieron merecido homenaje y fueron ascendidos y condecorados post mórtem, en ceremonia efectuada el martes en Río de Janeiro.
Sin embargo, tras el susto inicial, científicos consideraron que los daños materiales ocasionados por el siniestro pueden ser inferiores a lo calculado, según afirmó el secretario de Políticas y Programas de Investigación y Desarrollo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, Carlos Afonso Nobre.
Según el geólogo Jefferson Simíµes, director del Centro Polar y Climático de la Universidad Federal de Río Grande do Sul, 19 de los 33 proyectos no se vieron afectados en absoluto y aseveró que "contrariamente a lo anunciado, ningún proyecto se ha detenido".