Por... Luis Manuel Arce Isaac
La moneda de circulación corriente en Panamá es el dólar estadounidense, autorizado por la Constitución desde 1904, aunque muchas personas, y en los papeles oficiales, le denominan balboa.
Como su economía es dolarizada por ley, el país carece de Banco Central emisor y el gobierno o las autoridades económicas del país no pueden aplicar políticas monetarias, las cuales las fija la Reserva Federal de Estados Unidos (FED).
En consecuencia, toda variación que tenga esa moneda tanto en Estados Unidos como en su curso internacional, afecta de forma directa a Panamá, según ha explicado en varias oportunidades el ministro de Economía y Finanzas, Frank de Lima.
Pero el gobierno se mueve entre las dos aguas de las ventajas y desventajas de una moneda ajena que no les posibilita tener reservas internacionales en el sentido clásico del tíérmino, y lo sustituyen por un mecanismo de fondos como el Fiduciario.
El gobierno perfila desde el año pasado el Fondo Soberano que trata de crear, con los excedentes de los ingresos del Canal de Panamá, con la intención de que los presupuestos anuales no incurran en díéficit y se reduzca la deuda pública a largo plazo.
Tambiíén serviría para enfrentar crisis económicas o catástrofes naturales y tendría un manejo independiente con asesoramiento del Fondo Monetario Internacional para cooperar a proyectar los ingresos y gastos del gobierno por lo menos hasta el 2030, según el viceministro de Finanzas Mahesh Khemlani.
Aunque este viceministro polemiza con quienes aseguran que el país no es emisor, y asegura que sí lo es pues desde hace años acuña moneditas desde uno hasta 50 cíéntimos al margen de la FED, lo cierto es que el balboa físicamente no existe desde la dolarización y es sólo un estado de ánimo.
Pero desde julio del año pasado comenzó a circular un balboa metálico, muy parecido en su diseño al euro -un centro dorado rodeado de un anillo plateado-, el cual es muy rechazado por el panameño de a pie porque considera que carece de respaldo.
Es, en realidad, una moneda local sin validez fuera de las fronteras panameñas y, en teoría, no es de uso forzoso según aclarara el Banco Nacional de Panamá, pero es impuesto sutilmente pues si no hay billete de papel, el consumidor se ve obligado a aceptarlo.
El tema es que ya empezó la desaparición paulatina del billete de un dólar pues cada seis meses -tíérmino medio de duración útil del papel moneda- Panamá envía a la FED 35 millones, es decir, 70 millones al año que, según los planes, están siendo reemplazados por la moneda de metal sin respaldo.
Más aún, ya se habla de la acuñación de monedas de nominaciones más altas entre dos y cinco dólares.
La intención del Gobierno es abaratar costos por deterioro. La moneda de metal es reciclable y menos contaminante, con una vida de 25 años y posibilidad de representar en ella a los próceres y símbolos patrióticos del país, argumenta el viceministro Khemlani.
Pero el abogado Jaime Raúl Molina advierte que la emisión de esa moneda crea un mal precedente para que el Gobierno pueda emitir moneda sin respaldo, situación que claramente quisieron impedir los constituyentes en 1904.
"Se está atentando contra el espíritu de la prohibición constitucional de emitir papel moneda de curso forzoso", precisó al tiempo que aclaró que mientras mayor sea la masa monetaria metálica en circulación, menos valor acumulativo hay en ella al margen de la devaluación propia de la divisa estadounidense.
La medida tambiíén levanta suspicacias aunque especulativas y probablemente parte de la campaña contra el gobierno, pues las monedas acuñadas como balboa, pero en paridad con el dólar, ganan el beneficio del señoreaje, que es la diferencia de su valor de producción con el de cambio que, al parecer, es muy alto.
En ese sentido, si el gobierno entrega 70 millones en papeles recibe a cambio monedas metálicas por un valor intrínseco muy por debajo del que van a obtener automáticamente cuando ingresen al país como circulante.
Mucha gente, pero en especial los taxistas y vendedores informales que son quienes más la rechazan, la han denominado Martinelli, en lugar de balboa (Vasco Núñez de Balboa) descubridor del Mar del Sur.
