Grecia encara el momento decisivo. Este jueves vence el plazo para que los acreedores acepten las condiciones de quita ofrecidas por el gobierno griego y de momento no está claro que vaya a conseguir que al menos el 75% díé el sí al canje.
A las 21.00 horas de este jueves acabará el límite impuesto por el gobierno liderado por Lukas Papademos. El país del euro, que se enfrenta a un impago desordenado si el plan para canjear su deuda (PSI, por sus siglas en inglíés) no logra convencer a un número determinado de acreedores, afronta la última jornada con la aceptación de la quita de cerca del 58% de los inversores privados, según cálculos de Bloomberg.
Sin embargo, este cálculo es más optimista que el de la institución que agrupa a los acreedores privados, el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), que el miíércoles anunció que los tenedores que ya han aceptado la quita suponen el 40,8%. En cualquier caso, desde el ministerio de Finanzas griego se quiso transmitir tranquilidad y se aseguró ayer que "no habrá problemas" para alcanzar el mínimo necesario para ejecutar el plan, el 66,7%.
Los principales bancos y aseguradoras de Alemania y Francia (Deutsche Bank, Commerzbank, Allianz, Munich Re, Societíé Generale, BNP Paribas y AXA), los mayores tenedores de deuda griega, ya han aceptado las condiciones del gobierno griego. Tambiíén han dado el sí al plan de quita el español BBVA, los italianos Intesa San Paolo y Unicredit, y los británicos Royal Bank of Scotland y HSBC, entre otros. Los mayores bancos helenos y la mayoría de los fondos de pensiones tambiíén han aceptado.
En Europa tambiíén hay optimismo en que el PSI salga adelante. De hecho, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, ha convocado a los ministros de finanzas del Eurogrupo para mantener el viernes una conferencia telefónica, sin esperar tan siquiera a conocer el resultado del canje, dando por sentado que no habrá problemas. Está previsto que en esa reunión los ministros del euro desbloqueen el segundo rescate griego (valorado en unos 130.000 millones).
Tambiíén la Comisión Europea espera un resultado satisfactorio mañana. El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha asegurado que "a partir de las informaciones que hemos recogido, el canje de deuda debería desarrollarse sin dificultades porque la operación sigue siendo interesante para el sector privado desde el punto de vista financiero".
El mejor escenario para Grecia es que el programa obtenga una participación del 90%, nivel que sería interpretado como una operación exitosa. Sin embargo, si no se llega a tal nivel masivo pero la participación es superior al 75%, Grecia consultará con sus acreedores del sector público, la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo si se acepta la oferta de intercambio y se puede seguir adelante con el canje.
Activación del las CAC
Los problemas llegarán si Grecia no logra superar ese 75%. Para ello, el gobierno liderado por Papademos se blindó con las CAC, cláusulas de acción colectiva, instrumentos que permitirán a Grecia ejecutar a la fuerza el intercambio. Pero para poder ejecutarlo se tendrán que cumplir dos condiciones: que se haya completado el canje del 50% del saldo vivo de los bonos griegos y que los inversores equivalentes a dos terceras partes de ese 50% den su consentimiento para activar las cláusulas de acción colectiva.
El riesgo de activar el CAC es que las agencias de calificación interpreten la operación como un impago efectivo, algo que llevaría a la activación de los CDS, seguros con los que los inversores que compraron deuda griega se protegieron ante un posible 'default'.
Si el canje de deuda es inferior al 75% y no se logra el umbral necesario para activar las CAC, Grecia está dispuesta a abandonar el acuerdo. Y sin el pacto con los acreedores privados por la quita la 'troika' no dará el visto bueno para desbloquear el segundo rescate, ya que dejó bien claro que el acuerdo con los tenedores es una condición indispensable para recibir la ayuda.
De llegar a este caso, Grecia se vería abocada a salir del euro y a un impago desordenado que nadie quiere imaginar y que podría desembocar en un caos financiero en los mercados globales igual o peor al que provocó la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008.
Sobre la conveniencia de que Grecia siga en el euro se refirió ayer Wolfgang Schí¤uble, ministro de Finanzas alemán, que ayer reconoció haber hablado "abiertamente" con su homólogo griego, Evangelos Venizelos, sobre si no sería mejor que Grecia dejara el euro. Sin embargo, el responsable alemán afirmó que el compromiso del gobierno griego para seguir es total y que las autoridades griegas están decididas al 100% de continuar formando parte de la moneda única europea