Por... JUAN A. LOZANO
HOUSTON -- Un jurado determinó el jueves que existe suficiente evidencia de que 330 millones de dólares depositados en cuentas bancarias en el extranjero representan dinero que el ex financiero texano R. Allen Stanford robó a sus inversionistas, lo que allana el camino para que las autoridades estadounidenses busquen recuperar los fondos.
La decisión tomada en el caso sobre decomiso se da despuíés que el martes, el mismo jurado declaró culpable a Stanford de 13 de 14 cargos relacionados con un esquema piramidal fraudulento que estafó más de 7.000 millones de dólares mediante la venta de certificados de depósito de su banco en la nación caribeña de Antigua.
La decisión del jueves no garantiza que las autoridades estadounidenses conseguirán el dinero, ya que los síndicos designados por un tribunal de Antigua tambiíén buscan controlar muchas de las mismas cuentas. Las autoridades dicen que podría tomar años echar mano al dinero porque cada petición debe ser evaluada por los países donde se abrieron las cuentas, como Suiza, Gran Bretaña y Canadá.
Un inspector portal estadounidense testificó que rastreó 2,5 millones en dinero de inversiones a dos cuentas controladas por una de las novias de Stanford. El financiero, quien está en proceso de divorcio, es padre de varios hijos con distintas mujeres.
El juez federal de distrito David Hittner tambiíén fijó el 14 de junio como fecha para dictar sentencia sobre los cargos criminales. Stanford, de 61 años, ha estado tras las rejas desde 2009, y aunque los cargos más graves conllevan penas de hasta 20 años, Hittner podría enviar al ex magnate a prisión de por vida si ordena que cumpla las sentencias de manera sucesiva.
Stanford seguirá en prisión mientras aguarda sentencia.
Durante el juicio, los fiscales afirmaron que Stanford mintió a inversionistas de más de 100 países al decirles que sus fondos estaban invertidos y a salvo, cuando en realidad los usó para varios negocios fallidos, sobornar autoridades y pagar por lujos como yates y aviones privados.
Sus abogados describieron a Stanford como un empresario visionario que hizo dinero para sus clientes y dirigió negocios legítimos.