China enciende las alarmas
La economía china está en fase de desaceleración. Una tendencia que preocupa con más fuerza en las mesas de negociación desde que Grecia ha dejado de centrar todas las miradas. La gran duda es si el gigante asiático se enfrenta a una caída de actividad suave o si por el contrario afronta un aterrizaje brusco con implicaciones para la economía mundial. Una expectativa que mantiene divididos a los expertos.
"Los datos económicos de enero y febrero mostraron una caída de la inflación y de la actividad. Esperábamos lo primero pero pensábamos que el crecimiento sería más robusto. La producción industrial mostró un crecimiento secuencial del 10%, muy por debajo de la tendencia del 15%", reconoce Goldman Sachs en un informe publicado esta semana.
Los riesgos que afronta China, en especial la díébil demanda externa, la debilidad del mercado inmobiliario y la caída de la inversión en infraestructuras por las dificultades de financiación de los Gobiernos locales son factores que casas como Morgan Stanley llevan meses señalando. "China necesita una política monetaria más laxa para proporcionar el suficiente críédito a la recuperación del crecimiento", señalan, al tiempo que resaltan su confianza en la capacidad del país para limitar los riesgos sobre el crecimiento.