El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó que el Congreso debería eliminar las exenciones fiscales para la industria del petróleo y gas natural, y desarrollar fuentes alternas de energía.
Obama señaló en su alocución radial semanal que le gustaría que el Congreso considerara en las próximas semanas la eliminación de 4,000 millones de dólares en exenciones fiscales a la industria del petróleo, algo que no logró en sus dos primeros años.
"O apuestan por los combustibles fósiles del siglo pasado o lo hacen por el futuro de Estados Unidos", aventuró el mandatario.
Ejecutivos de la industria y muchos legisladores republicanos sostienen que la eliminación de las exenciones fiscales encarecerá los precios de los combustibles.
Sin embargo, la medida es considerada improbable porque Obama no logró su aprobación cuando los demócratas controlaban ambas cámaras del Congreso en los dos primeros años de su mandato.
Los aspirantes a la postulación presidencial republicana han acusado a Obama de postergar las prospecciones en el Golfo de Míéxico y en un parque federal de Alaska y de oponerse a la construcción del oleoducto Keystone XL de Canadá a Texas.
Obama dijo que no existe una solución a corto plazo al encarecimiento de la gasolina, que subió anteayer a 3.83 dólares el galón (3.79 litros).
"Si queremos no estar a merced del alza en los precios de la gasolina cada año, la solución no es perforar más", dijo.
El presidente estadounidense agregó que su gobierno trata incentivar la energía eólica y solar, los biocombustibles y vehículos más eficientes, lo que a largo plazo ahorrará dinero al consumidor.
En la respuesta radial semanal republicana, el representante Cory Gardner dijo que sus votantes han sido duramente castigados por el encarecimiento de la gasolina y están "hartos con la forma en que el presidente maneja el tema, y con razón"."Lo único que ha hecho el presidente sobre el encarecimiento de la gasolina es decir que se opone a ello", dijo Gardner.Gardner dijo que los 800,000 millones de estímulo económico fueron utilizados por Obama para subvencionar empresas energíéticas como Solindra, que fueron a la bancarrota y malgastaron el dinero de los contribuyentes estadounidenses.