Obviar los riesgos y cegarse por altas rentabilidades, no diversificar correctamente, ignorar los costes, dejarse llevar por modas y no cortar las píérdidas son prácticas letales para los ahorros del inversor.
No hay rentabilidad atractiva sin asumir riesgos. Es lo que tiene que tener claro el inversor antes de lanzarse a lo que cree que son gangas. Ya sea al invertir en bolsa, al contratar un depósito, pagaríés, bonos o cualquier otro producto, primero hay que encontrar respuesta a muchas preguntas. Los errores pueden salir muy caros. Las pautas a seguir:
1. Fijar un rumbo. La clave es tener un plan porque ayuda a que las decisiones sean más sensatas. “Cada inversor tiene una rentabilidad objetiva. Para calcularla la fórmula es la siguiente: A lo que quieres le tienes que quitar lo que tienes (por salario y ahorrado ) y lo que esperas tener (por salario).
La diferencia es lo que le debes pedir a tu inversiónâ€, explica Enrique Borrajeros, de Abante Asesores. Facilita el camino para buscar la combinación ideal de activos para depositar los ahorros. “Dependerá de la carrera profesional, la situación familiar, si va a necesitar el dinero a medio o largo plazo, etcíéteraâ€, afirma el experto.
2. Ir más allá de la rentabilidad. No hay que dejarse llevar por los cantos de sirena. El inversor millonario estadounidense Warren Buffett dice que si despuíés de media hora de jugar al póquer no sabes quiíén es el pardillo es que eres tú.
“Cuando nos ofrezcan un producto con una rentabilidad muy alta hay que plantearse quíé hay detrás. Quiíén es el gestor, cuáles son los riesgos que se asume, si me puedo salir a medio camino y quíé consecuencias tieneâ€, explica Borja Durán, presidente de CFA España y consejero delegado de Wealth Solutions. “Si sólo miras la rentabilidad dejas de ver el riesgoâ€, añade. Que se lo digan a los inversores de los pagaríés de Rumasa, que se dejaron encandilar por rentabilidades del 8% que se han convertido en cero y adiós a la inversión.
3. Contemplar los costes. Una cartera moderadamente diversificada puede obtener una rentabilidad del 5%-6%. Pero si le restas el 3% de inflación y un 2% de gastos, la realidad es que se ha comido la mitad de la rentabilidad real de las inversiones.
Estar en liquidez tampoco es una buena estrategia. “Estar renovando un depósito al 4%, por ejemplo, supone una rentabilidad efectiva del 1% una vez que le descuentas la inflación y los impuestos. Para duplicar tu capital tienes que estar 50 añosâ€, explica Borrajeros. Otros productos tambiíén tienen sus devoradores de rentabilidad. Las comisiones de compra y venta de valores y las tasas de los fondos pueden restar atractivo a una inversión que, a priori, parece interesante.
4. No despreciar los riesgos. “Asumir riesgo no es malo, lo preocupante es no entenderlo o no saber gestionarloâ€. Hasta hace poco se han despreciado muchos riesgos a la hora de invertir, algunos tan obvios como el de críédito, es decir, que la entidad no pague.
En renta fija la solvencia es importante. Hay que conocer quiíén avala el producto en el que se invierte, si es la propia entidad que lo emite o no. Tambiíén es crucial ver quiíén lo valora, quiíén le pone precio, según Borrajeros. Un caso claro han sido en las emisiones de preferentes.
Por un lado, se han distribuido muy mal y las tienen personas que no sabían donde invertían. Por otro, en este caso el que daba contrapartida en el mercado era la propia entidad financiera que las vendió en su red de oficinas. “Si el que te lo vende es el que pone el precio debes saber que el riesgo es altoâ€, afirma.
5. Diversificar correctamente. No poner los huevos en la misma cesta es una máxima muy conocida al invertir en bolsa. Lo peor es que hay gente que cree que diversifica porque tiene su dinero repartido en Santander, BBVA, Popular e Iberdrola, por ejemplo. “Eso no es diversificar hay que repartir el riesgo por países, por sectores, por activosâ€, aconseja Durán.
Y no solo para el que invierte en bolsa. “Hay quiíén tiene todos sus ahorros ligados a una entidad a travíés de distintas fórmulas como acciones, preferentes, convertibles y pagaríésâ€, apunta el experto de Abante. Si en una cartera todo sube o baja a la vez es un síntoma de que no está diversificando correctamente.
6. No ser víctima de las modas. A la hora de invertir seguir las modas suele ser un error, sobre todo para el pequeño inversor. Suele llegar tarde, lo que hace que compre caro y se quede atrapado en inversiones que no vuelven a recuperarse. En bolsa los casos son claros.
Pasó con las punto.com en el año 2000, años más tarde con las inmobiliarias y despuíés con las compañías de energías renovables. Las acciones de estas empresas alcanzaron precios que nunca volvieron a recuperar. De las salidas a bolsa que se produjeron a partir de 2005 muchas compañías se fusionaron, dejaron de cotizar o sufren caídas de más del 80%, como Solaria, Realia y Renta Corporación. “Ahora la moda está en el oro y la renta fijaâ€, advierte Durán.
7. Cortar las píérdidas. El error de si no vendo no pierdo. Reconocer las píérdidas cuesta y muchos inversores se resisten a aceptar que se equivocaron con un valor. Lo razonable es fijar un límite máximo de píérdida a partir del cual se debería desprender de la inversión para destinar el dinero que queda a otras propuestas con las que obtener más rentabilidad. Pero hay gente que prefiere aguantar píérdidas superiores al 96%, que es lo que caen algunas inmobiliarias como Fergo Aisa, Colonial, Quabit, Urbas y Metrovacesa desde el máximo del Ibex en noviembre de 2007.
8. Controlar las emociones. Dejarse llevar por las emociones suele tener una consecuencia clara en bolsa: comprar caro y vender barato. En momentos de pánico se sobrerreacciona y esto hace que se venda al peor precio.
Pasó en marzo de 2009, cuando el Ibex bajó a los 6.817 puntos y la banca cotizaba en mínimos, antes de rebotar. Del mismo modo, en situaciones de euforia, cuando el pequeño inversor decide montarse al carro alcista, llega tarde y paga un precio excesivo, como con la burbuja tecnológica. “Cuando se actúa de forma irracional contar con una persona que te asesore es crucialâ€, indica Borrajeros.
9. Distinguir valor y precio. Que una acción cotice a un precio bajo por nominal no significa que estíé barata. Una empresa a 100 euros puede estar más barata que otra a 1 euro según cómo sea el capital de la compañía, su balance y sus previsiones de resultados. Además, una cosa es cómo se valora una empresa por razones fundamentales y otra a cómo pueda cotizar. “Entran otras variables, como la psicología de los inversores y los flujos de dinero. El mercado puede estar muy irracional durante mucho tiempo. Al final, si compras caro será muy difícil rentabilizar tu inversión.
10. No endeudarse para invertir. Tomar prestado dinero para invertir aumenta el riesgo de la inversión, porque puede que no nos vaya bien y necesitemos más dinero del estipulado en un principio, y no tengamos capacidad para devolverlo.