Si las cosas siguen como en 2011, la reducción del díéficit público español no va a venir de la mano de la banca. En el último ejercicio, el conjunto de los bancos españoles pagó por Impuesto de Sociedades sólo el 14,5% de su beneficio, según reveló ayer la AEB (Asociación Española de Banca). El total asciende a 1.661 millones de euros.
Esta tasa impositiva supone un verdadero desplome respecto al 22,8% que ingresó en las arcas públicas en 2010, cuando la factura fiscal del sector ascendió a 4.634 millones. Incluso entonces estaba muy lejos del tipo oficial del Impuesto de Sociedades, situado actualmente en el 30% de los beneficios obtenidos en el ejercicio. Estamos hablando de los bancos tradicionales. Los creados por las cajas de ahorros no están incluidos.
Esta cifra no se refiere sólo a los impuestos en España, sino que se incluyen los que pagan las filiales de los grandes bancos en países donde el tipo impositivo es más bajo que aquí (eso significa que el ingreso para la Hacienda española es inferior a los 1.661 millones). Además, supone una cifra agregada que incluye entidades con píérdidas que restan del total de impuestos, entidades que no reciben ese dinero devuelto de Hacienda, sino que lo guardan para el futuro como bases imponibles negativas.
El presidente de la AEB, Miguel Martín, dijo ayer que "la banca no es especial y paga los mismos impuestos que el resto de sociedades, paga lo que le corresponde". Y añadió que "si ha que modificar los impuestos, nos adaptaremos, lo que no queremos es un impuesto especial sobre la banca que penalice los críéditos y los depósitos".
Una de las explicaciones de esta baja tasa impositiva es la diferencia entre los beneficios contables y los fiscales. Entre ambos hay muchos ajustes, por lo que desde la AEB se explica que "no se puede tomar esta cifra como los impuestos realmente pagados, sino como el impacto en los resultados que tiene el gasto en impuestos". Los impuestos ingresados efectivamente sólo se pueden ver en las memorias de cada entidad.
La clave está en las provisiones
Aun así, el tipo impositivo sigue siendo extraordinariamente bajo, y este año no se ha introducido ninguna deducción ni beneficio fiscal que justifique una caída tan fuerte de dicho tipo respecto a 2010. La principal explicación, según expertos fiscalistas consultados, reside en las provisiones dotadas por los bancos. Las provisiones no son deducibles cuando se dotan (en general) pero sí cuando se materializa el riesgo al que van asociadas. Por ejemplo, cuando un críédito pasa a fallido, O cuando una entidad vende una cartera de críédito moroso con píérdida. Y en 2011 estos dos fenómenos se han dado masivamente en la banca española.
Para entenderlo, supongamos que un banco gana 1.000 un año y dota provisiones por morosidad por 100. Su beneficio será 900, pero su base imponible sería 1.000 porque la norma fiscal no le permite deducirse la provisión. Supongamos que al año siguiente aplica esa provisión dotada y que gana tambiíén 1.000 (y no dota nada más). Contablemente su beneficio será 1.000 pero fiscalmente su base imponible baja a 900, lo que reduce los impuestos que debe pagar. Y eso es lo que ha ocurrido de forma generalizada en 2011, según los expertos citados.
Aparte, existe una gran cantidad de deducciones de menor relevancia que contribuyen a reducir la factura fiscal de las entidades. Entre ellas, están las deducciones por inversiones en el extranjero (si una filial tiene píérdidas en otro país, son deducibles en España), el fondo de comercio financiero (el famoso chollo que tenían las empresas españolas por las que Hacienda paga el fondo de comercio de sus adquisiciones en el exterior realizadas antes de 2008 a lo largo de 20 años), los gastos financieros para adquirir sociedades extranjeras, los dividendos cobrados de empresas en el exterior (que están exentos de tributación) e incluso el leasing de barcos o aviones que tienen las entidades o sus participadas.