Pese a que la crisis está azotando fuertemente a las empresas de infraestructuras, y que estas llevan tres años soportando desinversiones forzosas para sobrevivir, Ferrovial celebra su junta de accionistas en un momento de razonable optimismo, casi de subidón.
El presidente Del Pino y el consejero delegado Meirás pueden exponer destacados trofeos, como son el cobro del primer dividendo de BAA, nuevas concesiones en Canadá, la solución a las facturas impagadas por los ayuntamientos, la estabilidad en Bolsa ante la deriva generalizada del sector de las infraestructuras y un notable recorte en la deuda del grupo. Todo ello entre una amalgama de datos, referentes al ejercicio 2011, que dejan entrever alguna debilidad.
En el debe de Ferrovial figura una caída del beneficio en el último ejercicio del 41%. Un retroceso que se explica por menores resultados extraordinarios que en 2010, pese a la venta del 5,88% de BAA (847 millones de plusvalía), de la firma de handling Swissport (195 millones de plusvalía) y de la participación en la M-45 (27 millones de beneficio).
Además de cierta dependencia respecto a las desinversiones, los resultados tambiíén desvelaron un duro bajón en la contratación de obra pública local y eso crea cierta zozobra en la sede madrileña del grupo, en Príncipe de Vergara. Ferrovial concluyó la última legislatura socialista con una cuota aproximada del 7% sobre las obras repartidas por Fomento. Esto supone estar seis puntos por detrás de ACS y a dos puntos de Acciona y FCC.
La cuestión es si merece la pena gastar esfuerzos en España, donde tambiíén sufre la crisis de las autopistas. Los presupuestos de Fomento en 2012 y 2013 van a repartir migajas y el Plan de Infraestructuras (Pitvi) a 12 años vista, basado en la inversión privada arrancará con extrema timidez.
Ferrovial parece interesada en otros tableros de juego: busca nuevas autopistas en EE UU, crece en Europa del Este y Reino Unido, se ha marcado Oriente Próximo como objetivo, peleará por el plan de concesiones de Turquía y acaba de hacerse con la extensión de la autopista 407 de Toronto.
Tras subirse tambiíén a la ola de empresas que aborda el mercado emergente de infraestructuras australiano e interesarse por Amíérica Latina, el próximo reto de Ferrovial puede ser la entrada en el negocio de la construcción industrial, donde tienen peso ACS, Isolux, FCC, OHL, Comsa...
Esta claro que para dar ese salto al mundo industrial precisa un trampolín: o entra comprando una empresa consolidada que aporte referencias o le será complicado labrar un futuro. A la espera de una oportunidad, Ferrovial puede presumir de un aliado de primera magnitud, como es Tíécnicas Reunidas, para intentar competir por contratos relacionados con centrales nucleares en Reino Unido.
Deuda a raya
Es cierto que el ebitda (818 millones) y el beneficio (1.269 millones) son menores que un año atrás, en un 34% y en un 41%, respectivamente. Pero el verdadero examen al que se sometía Ferrovial en 2011 era el de la deuda. La empresa la ha bajado desde la estratosfera que marcaban los 20.000 millones a tierra firme: 5.170 millones. Y lo ha hecho renunciando a la consolidación global de BAA, donde mantiene el 49,9%.
A partir de aquí, ¿respirar o crecer? Ferrovial se presenta ante el mercado con una posición neta de tesorería de 907 millones, lo que le otorga flexibilidad para invertir. Del Pino puede insistir hoy en que la economía no está para grandes aventuras, pero de su empresa se espera el abordaje de nuevos mercados en construcción y concesiones, y un tirón en el negocio de servicios. La digestión de la adquisición de BAA en 2006 podría haber finalizado y es preceptivo para los conglomerados de infraestructuras apostar por el crecimiento.
Otro punto que saldrá a relucir durante los discursos en la junta de hoy será el de la acción del nuevo Gobierno. Rafael del Pino se está significando por aplaudir las reformas emprendidas por Mariano Rajoy. El empresario ya ha pedido en público que se mantenga pulso firme y destaca la inyección de liquidez que supondrá el pago de la deuda municipal a proveedores. Ferrovial acumula impagos por 1.000 millones que han obligado a la empresa a hacer malabares con su cesta de activos.
Un par de reveses
Pese a perder control en BAA, Ferrovial lleva las riendas del operador aeroportuario y le sabe a derrota la obligatoriedad de vender dos aeropuertos, Edimburgo y Stansted, en plena crisis (el mandato sobre el segundo de ellos se ha recurrido).
La otra batalla que se está perdiendo en Londres, al menos por el momento, es la de la pretendida ampliación de Heathrow. El mayor aeropuerto de Europa está saturado y los políticos se niegan a dar chance a su extensión: la tercera pista no es rentable en las urnas. Un proyecto valorado en más de 8.000 millones que, además de servir de acicate para la economía británica, repercutiría en mayor fuerza comercial para el gran activo de BAA.
Junta de trámite
Ferrovial aprobará hoy un dividendo complementario de 0,25 euros por acción con cargo a reservas voluntarias. Esta cifra se suma a los 0,20 euros pagados en noviembre con cargo al resultado de 2011.
El dividendo total de 0,45 euros por título mejora en un 7,1% los 0,42 euros pagados con cargo al ejercicio 2010.
La empresa eliminará el límite temporal de permanencia en el cargo de los consejeros independientes.