Por... Michael D. Tanner
Si disfrutó la lucha por elevar el techo de la deuda el año pasado, prepárese para la que está por venir.
El acuerdo del verano pasado, como recordará, elevó el límite de la deuda del gobierno federal de $15.194 billones a $16.394 billones a cambio de la promesa de futuros recortes de gasto. Hasta hace poco, el consenso había sido que el endeudamiento federal alcanzaría un nuevo límite en algún momento entre finales de noviembre del presente año o inicios de enero de 2013.
Pero, enterrada en las páginas del presupuesto del presidente Obama para 2013, se encontraba la noticia de que la deuda nacional alcanzaría los $16.334 billones al final del año fiscal 2012, en otras palabras, el 30 de septiembre de 2012. Esta cifra se encuentra solamente $60.000 millones por debajo del límite actual de la deuda. Considerando que el gobierno federal continúa endeudándose a una tasa de más de $130.000 millones al mes, probablemente alcancemos el límite de endeudamiento a mediados de octubre — antes de las elecciones.
Desde una perspectiva presupuestaria, no habrá una crisis inmediata. El Departamento del Tesoro podría, si lo decide, utilizar "medidas extraordinarias" que le permitirían al gobierno seguir pagando su deuda aún despuíés de las elecciones. A pesar de su nombre, estas medidas no son tan "extraordinarias", al involucrar cosas tales como retrazar las contribuciones al fondo de pensiones del servicio civil o suspender la venta de algunos tipos de valores financieros prescindibles. De hecho, el Tesoro utilizó dichas medidas el año pasado desde mayo hasta que se alcanzó el acuerdo de la deuda en agosto, y pasó desapercibido.
Pero como tema político, será percibido de manera distintita.
Supongamos que en lugar de utilizar dichas medidas para postergar el día del ajuste de cuentas hasta despuíés de las elecciones, el presidente Obama amenace con una mora de pagos. Supongamos que Obama continúe insistiendo en el aumento de impuestos como parte de cualquier propuesta para elevar el techo de la deuda, y amenace con un caos económico internacional y el colapso del mercado de valores si los republicanos deciden no apoyarlo. ¿Podremos confiar en que los republicanos continuarán con la lucha por el recorte de gastos, apenas semanas antes de la elección?
Y sin importar lo que suceda antes de las elecciones, se aproxima otra lucha por elevar el techo de la deuda. Cada candidato republicano deberá decir si elevaría o no el techo de la deuda y cuáles concesiones exigiría a cambio.
Los republicanos, por supuesto, tendrán buenos argumentos sobre cómo el gasto del presidente ha aumentado el endeudamiento. De hecho, un aumento de $1,2 billones en el techo de la deuda resultó efectivo apenas por un año. Pero los republicanos fortalecerían su caso si estuvieran realmente haciendo algo por reducir el gasto. Despuíés de todo, a pesar de todas las discusiones y tensión sobre los recortes de gasto como parte del acuerdo para subir el techo de la deuda del año pasado, el gasto federal no solo aumentó de 2011 a 2012, sino que subió más rápido que la inflación y el crecimiento demográfico juntos.
Peor aún, los republicanos continúan hablando sobre deshacerse de los recortes automáticos que son responsables por más de la mitad de los ahorros proyectados por el acuerdo de 2011. En particular, los republicanos quieren deshacerse de los recortes al presupuesto de defensa, y están dispuestos a renunciar a recortes en el gasto domíéstico a cambio.
Mientras tanto, ¿quíé sucede con Mitt Romney, el candidato republicano con mayores probabilidades de lograr la nominación? ¿Puede alguien imaginarse algún programa gubernamental importante que Romney eliminaría? (Recortar el financiamiento a Paternidad Planificada no cuenta, especialmente porque los republicanos manejaron de mal manera el debate sobre las medidas de anticoncepción incluidas en la reforma de salud de Obama).
El gasto irresponsable del presidente Obama podría representar una ayuda divina para los republicanos. Fue, despuíés de todo, los temas de deuda y gasto los que revitalizaron al Tea Party y llevaron a la victoria aplastante en las elecciones legislativas de 2010. No es solo un asunto que une a todas las facciones dentro de la base republicana, sino que tambiíén es importante para los independientes y la gente que habita en los suburbios, incluyendo a las mujeres suburbanas que se han visto desanimadas por el tono de las primarias republicanas.
Pero, si los republicanos no quieren verse sorprendidos por el presidente Obama en octubre, necesitan comenzar a prepararse desde ahora para ese debate.