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Autor Tema: El FMI busca un pacto para disponer de más dinero y ayudar a Europa  (Leído 123 veces)

Eguzki

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En su informe semanal, los economistas de BNP Paribas recuerdan que Sherezade tení­a que contar una historia diferente cada noche para seguir con vida. Ellos agradecen que su profesión no estíé en una situación similar “porque llevamos contando una y otra vez la misma historia desde hace 890 dí­as, cuando estalló la crisis de Grecia en noviembre de 2009”. En realidad, ya empieza a convertirse casi en una tradición que las asambleas que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) celebran dos veces al año vayan precedidas de un repunte en la crisis soberana europea. Así­ ha sido, al menos, en los dos últimos años y la reunión de esta primavera no va a romper el conjuro. Con la mirada puesta en los mercados europeos, el FMI arranca este martes sus reuniones sin un acuerdo con los paí­ses miembros para aumentar sus aportaciones al Fondo y, con ello, la contribución del organismo al plan de rescate que dote a la zona euro de un cortafuegos efectivo para superar la crisis.

El FMI se habí­a marcado como objetivo lograr fondos por 500.000 millones para aumentar su capacidad de príéstamo y aislar un episodio de crisis en alguno de los grandes paí­ses europeos. Pero esa cifra parece que quedará finalmente más cerca de los 400.000 millones, según distintas agencias, lo que rebaja su capacidad de críédito efectivo a unos 320.000 millones, ya que el organismo solo puede prestar el 80% de los recursos de que dispone.

La directora del Fondo, Christine Lagarde, volvió a insistir el pasado jueves en Washington en la necesidad de aumentar los recursos para ayudar a “todos” sus miembros y atender “todas” sus necesidades, dos palabras subrayadas expresamente en las notas preparadas de su discurso. Pero la propia Lagarde vino a reconocer un cierto fracaso al rebajar las expectativas de la próxima asamblea. “Las necesidades ahora pueden no ser tan grandes como habí­amos estimado a comienzos de este año. Pero, no nos equivoquemos: los riesgos y las necesidades son aún considerables y serí­a imprudente pensar de otra forma”.

EE UU y China creen que Europa debí­a haber creado un cortafuegos propio cercano al billón de euros y no los 700.000 millones que el Ecofin aprobó in extremis a finales de marzo y que, además, tienen un carácter temporal, ya que en julio de 2013, cuando expire el mecanismo de rescate actual, volverá a su anterior cifra de 500.000 millones de euros. Los paí­ses emergentes, por su parte, quieren que el aumento de recursos vaya acompañado de un mayor poder de voto en el organismo, ya que los acuerdos de 2010 de reparto de cuotas todaví­a no se han hecho efectivos. Y ahí­ es a Europa a quien le toca ceder poder y se resiste. En todo caso, cualquier acuerdo con este grupo deberá ser previsiblemente ratificado en la reunión del G-20, lo que traslada un posible acuerdo a junio.

Pero el protagonismo europeo en la asamblea no va a acabar aquí­. Su respuesta a la crisis, el exhaustivo plan de austeridad que está aplicando simultáneamente toda la región, será sometida a examen por los responsables del Fondo, toda vez que sus resultados en tíérminos de crecimiento, cuando menos, dejan mucho que desear. En sus nuevas perspectivas económicas mundiales, el FMI va a revisar al alza las previsiones de crecimiento de las principales economí­as mundiales, con los emergentes ocupando cada vez mayor liderazgo en el crecimiento mundial y con una recuperación de EE UU más vigorosa de lo previsto el pasado otoño. Solo la eurozona va a quedar relegada de esa mejorí­a y los responsables del Fondo y de otros organismos internacionales, como la Organización para la Cooperación y el Desarollo Económico (OCDE), ya han recomendado moderar la politica de ajustes.

Sobre este punto, Lagarde volvió la semana pasada: “En las economí­as desarrolladas especialmente, el ajuste fiscal es especial. Pero el ritmo de ajuste importa y debe adaptarse a las caracterí­sticas especí­ficas de cada paí­s”. El mensaje no iba dirigido a España, pero se adapta perfectamente a la situación que atraviesa el paí­s, protagonista involuntario del último episodio de la crisis europea. Será el ministro de Economí­a, Luis de Guindos, quien defenderá ante sus colegas los planes llevados a cabo por el Gobierno, el compromiso del Ejecutivo con el ajuste y las reformas y la relativa buena salud de la economí­a española. La más que previsible rebaja de previsiones para España no le facilitará la tarea.