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Un aluvión de cuestionamientos generó aquí la reforma tributaria presentada por el gobierno chileno como vía de financiamiento para la educación.
Insuficiente, escuálida, simple maquillaje, neoliberal, fueron algunos de los epítetos endosados a la iniciativa gubernamental, anunciada anoche por el presidente Sebastián Piñera en cadena nacional.
Son anuncios incompletos, opinó el senador del opositor Partido por la Democracia Ricardo Lagos Weber, quien ya adelantó que no dará su voto al proyecto con el cual se aspira a recaudar entre 700 y mil millones de dólares anuales.
Es un escuálido ajuste, expresó el parlamentario. Se le está pidiendo muy poco en materia impositiva a los más ricos del país, argumentó.
A juicio del portavoz de la Confederación de Estudiantes de Chile Gabriel Boric, lo que se quiere es maquillar el sistema. Los estudiantes volvieron a ratificar en la masiva marcha del miíércoles pasado que no quieren maquillajes ni ajustes. Quieren cambios profundos, recalcó.
Remarcó que el pueblo anhela que la educación en Chile sea entendida como un derecho y salir del eterno endeudamiento en que deben vivir las familias para educar a sus hijos.
Por su parte el economista Franco Parisi calificó de un avance que ante la presión popular se anunciara una reforma que "no estaba en el ADN de la administración de Piñera", pero afirmó que lo expuesto por el presidente habría que llamarlo ajuste y no reforma, por su limitado alcance.
Legisladores de la oposición señalaron que el esfuerzo del Estado por recaudar entre 700 y mil millones de dólares en un año se queda corto frente al millonario despojo de las riquezas naturales del país por parte de las transnacionales.
El texto del proyecto de reforma tributaria ingresará el próximo lunes en el Congreso chileno para debate.