Por… Oscar Ortiz Antelo
El economista y profesor de la Universidad de Harvard Edward Glaeser defiende una tesis que sorprende y contradice teorías comúnmente aceptadas: las ciudades son el espacio donde la gente vive mejor, encuentra oportunidades para superar la pobreza y afecta menos al medioambiente. Sus planteamientos, basados en investigaciones sobre la experiencia histórica del desarrollo urbano y en análisis estadísticos, son muy valiosos para sociedades como las latinoamericanas con un crecimiento urbano explosivo y una urgente necesidad de políticas públicas eficaces contra la pobreza.
En una reciente entrevista concedida a la revista Veja, Glaeser sostiene que las grandes aglomeraciones urbanas impulsan el crecimiento económico porque atraen a los ciudadanos más emprendedores y en ellas encuentran condiciones para desarrollar su potencial creativo e innovador. Igualmente muestra que solo los lugares con alta concentración de gente posibilitan inversiones de gran escala en infraestructura como hospitales, universidades, teatros o museos, facilitando el acceso de la gran mayoría a la salud, la educación y la cultura, lo que produce una fuerza de trabajo más capacitada y productiva.
Basado en sus investigaciones, el acadíémico argumenta que incluso los más pobres, que viven en las zonas con menos servicios, cuentan con ingresos mayores que quienes habitan en el área rural y se benefician con mayores oportunidades de movilidad social y acceso a los servicios públicos.
Con relación al medioambiente, sus estudios demuestran que las ciudades, al concentrar grandes cantidades de personas en reducidos espacios físicos, evitan la destrucción de las áreas naturales, reducen el consumo de energía y posibilitan el desarrollo de la infraestructura de saneamiento básico, agua potable y energía que sería imposible atender si se fomenta la expansión ilimitada de las áreas residenciales. Desde este punto de vista, los edificios son una solución mucho más amigable para el medioambiente que las viviendas unifamiliares a las que estamos acostumbrados en los países de menor desarrollo.
En cuanto a los desafíos para lograr que las ciudades ofrezcan efectivamente condiciones que mejoren la calidad de vida del conjunto de la población, postula que es necesario priorizar la seguridad ciudadana y el transporte público, a los cuales los gobiernos deberían dedicar una parte sustancial de sus inversiones y adaptar soluciones ya experimentadas en muchas urbes del mundo.
Las sociedades latinoamericanas son altamente urbanizadas y esta tendencia continuará acentuándose. En Bolivia, por ejemplo, más del 70% de la población vive en poblaciones urbanas. Si queremos luchar contra la pobreza en serio, debemos complementar los esfuerzos que se realizan para atender la extrema pobreza de las poblaciones rurales, con políticas públicas que faciliten el desarrollo de ciudades intermedias y áreas metropolitanas que ofrezcan oportunidades de superación y condiciones de bienestar para la gran mayoría poblacional.
Suerte en sus vidas…