Se falsifican productos de Apple, ríéplicas de camisas de marcas italianas
La escasa legislación local para penar estos actos o la supuesta laxitud moral de las autoridades son algunas de las razones que destaca el estudio estadounidense
Imitaciones de los productos de Apple, ríéplicas de camisas de marcas italianas, copias de bolsos de diseño o el último estreno de Hollywood se encuentran con facilidad en Tailandia, un país acusado de ser uno de los paraísos de la piratería.
"Tailandia está ubicado en un lugar estratíégico, cerca de países con una potente industria textil y tecnológica, como China, Camboya o Vietnam, lo que lo convierte en un centro de tránsito de las falsificaciones al mercado mundial", explica a Efe Clemence Gautier, consultora de la firma de abogados "Tilleke & Gibbins" en Bangkok.
El informe anual "Special 301", publicado por el Departamento de Comercio de Estados Unidos y que denuncia a los principales infractores internacionales de los derechos de la propiedad intelectual, señala un año más a Tailandia como uno de los mejores lugares para la compra-venta de falsificaciones.
La escasa legislación local para penar estos actos o la supuesta laxitud moral de las autoridades son algunas de las razones que destaca el estudio estadounidense.
"El Gobierno de Tailandia no entiende la necesidad urgente de tomar medidas contra estos infractores porque sus actos repercuten de manera negativa en la economía tailandesa, al no pagar impuestos, o en las condiciones laborales de sus trabajadores", indica Gautier.
Y es que las falsificaciones, en algunos casos de alta calidad, han dejado de esconderse en los mercados nocturnos para invadir los centros comerciales donde se mezclan y confunden con productos originales.
Centros como "MBK" o "Pantip Plaza" en Bangkok, conocidos por la venta de dispositivos tecnológicos, se han convertido en lugares de peregrinación para los viajeros en busca de "chollos".
"La mayoría de los turistas no compraría productos falsificados en su país, pero disfruta haciendo lo que considera 'un buen negocio' cuando llegan a Tailandia", indica la abogada.
El más novedoso trapicheo entre los comerciantes, y reflejado en el citado informe, es la venta de aparatos de almacenamiento electrónicos repletos de películas y programas para ordenador sin licencia.
"Estaríé un mes viajando sólo por el Sudeste Asiático, por lo que un disco duro lleno de películas y juegos de ordenador me será de mucha utilidad", explica un viajero norteamericano que acaba de comprar uno con 500 gigabytes de capacidad.
La industria del cine tailandíés tampoco se salva de esta lacra, ya que las 57 películas de producción nacional que llegaron a las pantallas en 2010 tuvieron su ríéplica en uno o dos días tras su estreno, según el citado informe.
Pero la piratería en Tailandia no se surte únicamente de aparatos electrónicos.
Versiones fotocopiadas de diarios como "New York Times" o "The Guardian" están a disposición de los clientes en algunas cafeterías y áreas de descanso de Bangkok.
Las camisetas de los mejores equipos de fútbol del mundo con el nombre de sus jugadores estrella, los bañadores de marcas conocidas en el mundo del surf o las últimas zapatillas deportivas tambiíén se han hecho un hueco entre los abarrotados pasillos de los centros comerciales.
Aunque no son siempre los visitantes de bajo presupuesto los que acuden a estos bazares de lo ilegal.
Los turistas más acaudalados sacian su consumismo con calcos de relojes Rolex, bolsos y maletas con el símbolo "LV" impreso y camisas que imitan los patrones de marcas italianas.
"A pesar de no ser un fenómeno generalizado, unos pocos funcionarios corruptos son suficientes para dificultar las acciones de la Policía contra estas actividades ilegales", sentencia la jurista de "Tilleke & Gibbins".