El Banco Mundial ha reducido en dos díécimas su estimación de crecimiento económico para China este año, al 8,2%, y ha instado al país a lanzar una política fiscal más flexible que impulse el consumo en lugar de la inversión estatal para aumentar la actividad.
En una actualización bianual del este de Asia y el Pacífico, el Banco Mundial considera que la desaceleración en China presionará el crecimiento en los países emergentes del este de Asia a mínimos de dos años en el 2012, pero advirtió que la crisis de deuda de Europa podría producir daños aún mayores si empeora.
La lenta demanda de Estados Unidos y Europa y un debilitado mercado inmobiliario chino podrían combinarse para presionar a la economía china en el corto plazo, aunque si los gobiernos y bancos centrales actúan a tiempo para estabilizar la actividad, las economías podrían recuperarse el próximo año.
Según explica en el informe, los países podrían flexibilizar más sus políticas monetaria y fiscal para favorecer la actividad, pero destacó que el espacio para maniobrar se ha reducido por los riesgos inflacionarios que podrían dispararse cuando el crecimiento se recupere en medio de la creciente deuda pública.
"Las autoridades de la región deberían permanecer flexibles para cambiar el ritmo de la política monetaria si el crecimiento gana fuerza y las presiones inflacionarias aumentan", indica el Banco Mundial.
El Banco Mundial cree que Pekín solo debería ajustar marginalmente la política monetaria por el momento mediante la rebaja de requerimientos de reservas de los bancos, ya que las tasas de interíés reales son negativas.
Eso deja a la segunda mayor economía del mundo dependiendo de la política fiscal para fomentar el crecimiento.