Por... JONATHAN FAHEY y SCOTT MAYEROWITZ
La economía estadounidense encara un panorama tan incierto que muchas empresas -aunque se han recuperado- han decidido no acelerar la contratación, por creer que no aumentará la demanda de los consumidores o porque temen que la crisis de la deuda soberana en Europa podría contagiar la economía global.
Además, dudan que el Congreso estadounidense acierte con los impuestos y el gasto público en los próximos meses.
La patronal estadounidense creó solamente 69.000 empleos en mayo, la menor cuantía en un año y el tercer mes consecutivo de díébil crecimiento del sector.
"Cuando se está nervioso, lo mejor es no actuar", dijo Chad Moutray, economista jefe de la Asociación Nacional de Fabricantes.
Además, el gobierno estadounidense está muy cerca de su tope de endeudamiento y hace un año estuvo a punto de declararse en cesación de pagos debido a las diferencias en el Congreso.
Los estados y municipalidades desconocen cuánto podrán gastar al intentar los gobiernos reducir sus deudas. El resultado han sido menos presupuestos escolares, de transporte público y servicios.
Las empresas se quejan además de que los cambios en las regulaciones del medio ambiente y las subvenciones mercantiles son impredecibles.
Para muchas empresas que construyen carreteras, la contratación de personal ha quedado congelada mientras el Congreso debate cómo financiar las obras públicas.
Jason Speer desconfía del Congreso ante la posibilidad de que deje expirar a fines de año las exenciones fiscales adoptadas por el presidente George W. Bush. Speer es vicepresidente de Quality Float Works, en Schaumberg, Illinois, que fabrica monitores para medir el nivel de líquidos en los tanques.
Speer dijo que se hubiese sentido mucho más animado a contratar personal a fines del año, de no ser por la incertidumbre sobre los impuestos federales. Al no poder prever los costos de su empresa, Speer es incapaz de pronosticar su crecimiento o ampliar personal.
"No sabemos si está a punto de ocurrir algo que perjudique nuestro negocio", reconoció.
Las ventas en Estados Unidos, el Medio Oriente y el sur de Asia han sido sólidas, dijo. Dijo creer que la empresa crecerá este año un 15%, pero Europa ha sido el punto negro: las ventas en el Viejo Continente se han contraído este año entre un 50% y un 55%.
John Hensley emplea nueve personas en Lark Cake Shop, una confitería del barrio de Silver Lake en Los Angeles. Las ventas han aumentado respecto al año pasado, pero Hensley no se siente inclinado a contratar personal.
Teme que la economía se encamine a otra desaceleración y le preocupa que el Congreso no renueve las exenciones fiscales al impuesto de la Seguridad Social.
"Definitivamente uno no se anima a contratar" más trabajadores, reconoció Hensley.
Un sondeo efectuado en abril por la firma KPMG entre 122 ejecutivos de alta tecnología dijo que la patronal no piensa ampliar las plantillas laborales tanto como el año pasado, ante la creencia de que sus negocios crecerán más lentamente.
Las consecuencias de la situación económica en Europa son el problema más grande, aunque la desaceleración de las economías en Asia fomenta la renuencia a contratar trabajadores, dijo el analista Gary Matuszak, de la firma KPMG.
Tampoco inspira confianza la economía estadounidense, ya que el 35% de los encuestados pronosticaron que la economía no experimentará una recuperación plena sino hasta 2014 y el 33% cree que será en 2015 o despuíés para cuando vuelva a alcanzar los niveles anteriores a la recesión de 2008