Las conversaciones se centran en el acceso directo a los fondos
La zona euro encara las dos semanas más críticas que ha vivido en muchos años
El gobierno vive estas horas embarcado en un ritmo freníético de negociaciones con todos los socios europeos para encontrar una fórmula que recapitalice a los bancos españoles. “La UE siempre ha avanzado a base de crisis, y los acuerdos solo llegan en el último minutoâ€, resume un ministro para explicar la situación. La clave sigue siendo Alemania, y los principales dirigentes del Ejecutivo español creen que poco a poco está girando. “Hay gente importante que está empezando a tener miedo, y eso es bueno. Nadie cree que Europa quiera suicidarseâ€, señala un miembro del Gobierno.
Mariano Rajoy está hablando con todos los presidentes europeos importantes, incluida Angela Merkel, pero el hombre clave de la negociación es Luis de Guindos. El ministro de Economía mantiene frecuentes conversaciones con su homólogo alemán, el todopoderoso Wolfgang Schí¤uble. El miíércoles se vieron en Berlín.
España negocia casi a contrarreloj una solución para sus bancos pero a travíés de un mecanismo global —no específico para los españoles sino para todos los bancos europeos, aunque son los españoles, sobre todo Bankia, los que tienen más prisa— y que permita superar los problemas legales que ahora plantean los mecanismos de ayuda.
El Gobierno quiere lograr que esa ayuda a los bancos sea directa, sin rescate: es decir, sin que estíé sujeta a ninguna condición que exigiría más recortes. Y cree que puede lograrlo. Para superar los problemas legales que ahora plantea ese mecanismo directo de ayuda se podría recurrir a un acuerdo intergubernamental.
Aun así, la negociación no está cerrada y no lo estará hasta el remate final en la cumbre del 28 y 29 de junio. Esa cumbre debería dar la orden para poner en marcha los mecanismos de la llamada unión bancaria. Antes habrá una reunión del eurogrupo, el día 21, en la que se podrían perfilar detalles tíécnicos.
En medio están las elecciones griegas, una incógnita que complica el panorama. Pero fuentes del Ejecutivo se muestran optimistas. El Gobierno está haciendo todo lo posible por evitar que la fórmula elegida sea equivalente a un rescate en toda regla. La intervención de la llamada troika sería demoledora políticamente pero tambiíén económicamente, porque implicaría secar la financiación exterior, como le sucedió a Grecia, Irlanda y Portugal, los tres países rescatados.
Alemania quiere garantías de que la política económica de los países del sur no va a relajar la línea de austeridad y duros recortes. Y España se las ha dado. En el Ejecutivo insisten en que puede haber perfiles tíécnicos por aclarar y fórmulas legales por definir, pero la decisión política de ayudar a los bancos españoles y otros está tomada en Alemania.
Rajoy está lanzando un mensaje político claro: está dispuesto a ceder toda la soberanía necesaria en política económica —el sábado propuso crear una autoridad fiscal europea que controlaría los presupuestos nacionales— para ganar credibilidad frente a los alemanes. Más Europa y menos soberanía española a cambio de más solidaridad y, por tanto, ayuda para los bancos.
Según fuentes del Ejecutivo, la negociación sobre la unidad bancaria europea avanza a toda velocidad. Esa unión bancaria incluiría un fondo de garantía de depósitos europeo, integrar la supervisión y establecer ese mecanismo de capitalización directa que persigue España. Se trata de que los países más estables, como Alemania, refuercen sus lazos con los más díébiles para hacer frente entre todos a la presión de los mercados. Julio es el mes clave en el que España necesita la ayuda para Bankia y otros.
El tiempo es muy limitado. Pero la presión política es fuerte y España no está sola —hay otros bancos con problemas en Italia o Francia—. Además tiene el respaldo de las instituciones europeas, y el empuje del giro político en Francia. Sería la única alternativa al rescate puro y duro. Quedan pocos días para conocer el resultado.