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Autor Tema: El futuro de Europa depende de Alemania  (Leído 172 veces)

Corealso

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El futuro de Europa depende de Alemania
« en: Junio 04, 2012, 10:02:23 pm »
Interesante discurso de George Soros, sobre el euro, la eurozona y la crisis que la azota.
La propia Unión Europea es como una burbuja. En la fase de auge de la UE era lo que el psicoanalista David Tuckett llama un “objeto fantástico” – irreal, pero inmensamente atractivo. La UE fue la encarnación de una sociedad abierta, una asociación de naciones fundadas en los principios de la democracia, los derechos humanos y Estado de Derecho en el que ninguna nación o nacionalidad tendrí­a una posición dominante.
El proceso de integración fue encabezado por un pequeño grupo de estadistas con visión de futuro que practicaba lo que Karl Popper llamó la ingenierí­a social gradual. Reconocieron que la perfección es inalcanzable, por lo que establece objetivos limitados y plazos firmes y movilizó la voluntad polí­tica, mediante  pequeños pasos adelante, sabiendo muy bien que cuando lo logra dar un paso, la realidad demuestra que este es inadecuado por lo que exige seguir avanzando y dar un paso más.
El proceso de alimentar a su propio íéxito, es muy parecido a una burbuja financiera. Así­ es como la Comunidad del Carbón y del Acero se transformó gradualmente en la Unión Europea.
Alemania solí­a estar en la vanguardia de los esfuerzos. Cuando el imperio soviíético comenzó a desintegrarse, los lí­deres alemanes se dieron cuenta  que la reunificación era posible sólo en el contexto de una Europa más unida y que estaban dispuestos a hacer sacrificios considerables para lograrlo por ello estaban dispuestos a contribuir un poco más y tener un poco menos que los otros, facilitando así­ el acuerdo.
Y entonces llegó el momento en que el alemán, anteriormente a la vanguardia de una Europa federada, detuvo la marcha en seco.
El proceso culminó con el Tratado de Maastricht y la introducción del euro. Fue seguido por un perí­odo de estancamiento que, despuíés de la crisis de 2008, se convirtió en un proceso de desintegración.
El primer paso fue tomado por Alemania cuando, despuíés de la quiebra de Lehman Brothers, Angela Merkel, declaró  extender la garantí­a virtual de los Estados sobre las  instituciones financieras deben provenir de cada paí­s, actuando por separado, y no d una Europa actuando en forma conjunta.  Los mercados financieros tardaron más de un año en darse cuenta de lo que implicaba esta declaración.
Este punto, fue sencillamente crucial, porque implicaba que los mercados se empezarán a preguntar porque debí­an considerar que las deudas soberanas de España, Grecia o Italia estaban libres de riesgo y a percibir que eran deudas sujetas al riesgo de críédito.
El Tratado de Maastricht fue desarrollado con graves irregularidades, lo que demuestra la falibilidad de las autoridades. Su principal debilidad era bien conocido por sus arquitectos, que estableció una unión monetaria sin una unión polí­tica. Los arquitectos creen sin embargo, que cuando surgió la necesidad de la voluntad polí­tica se podrí­a generar a tomar las medidas necesarias para lograr una unión polí­tica.
Pero el euro tambiíén tuvo algunos otros defectos de los cuales los arquitectos no estaban al tanto y que no se conocen aún hoy en dí­a. En retrospectiva, queda claro que la principal fuente de problemas es que los Estados miembros del euro entregaron al Banco Central Europeo  sus derechos para crear dinero fiduciario.
No se dieron cuenta lo que eso conlleva – como tampoco lo hicieron las autoridades europeas. Cuando se introdujo el euro los reguladores permitieron a los bancos para comprar cantidades ilimitadas de bonos del gobierno, y el banco central aceptó todos los bonos gubernamentales en su ventanilla de descuento en igualdad de condiciones.
Los bancos comerciales encontraron  incentivos  para acumular los bonos de los  Estados miembros de las economí­as más díébiles del euro con el fin de ganar un par de puntos básicos. Eso es lo que hizo que las tasas de interíés entre las deudas soberanas de los diferentes paí­ses de la eurozona convergieran, y que a su vez causó la competitividad divergiera.
Alemania, luchando con el peso de la reunificación, llevó a cabo reformas estructurales y se hizo más competitiva. Mientras, otros paí­ses disfrutaron del boom de la vivienda y el consumo en a fase de críédito barato, haciíéndolas menos competitivas.
Luego vino la crisis de 2008. Muchos gobiernos tuvieron que absorber los pasivos bancarios a sus propios balances y entrar en unos gastos que comportaban un díéficit masivo.
Estos paí­ses se encuentran ahora en una posición similar a la de   un paí­s del tercer mundo,  elevado endeudamiento,  en una moneda que no controlan.
Debido a la divergencia en el desempeño económico, Europa se dividió entre los paí­ses acreedores y deudores. Esto tiene implicaciones de largo alcance polí­tico.
Soros advierte:
A mi juicio, las autoridades tienen una ventana de tres meses durante los cuales podrí­an corregir sus errores y revertir las tendencias actuales. Por  autoridades me refiero a todo el gobierno alemán y el Bundesbank, porque en esta  crisis  son los  acreedores  los que están en el asiento del conductor y nada se podrá hacer si no cuenta con  el apoyo de Alemania.
Soros  suplica:
Tenemos que hacer todo lo posible para convencer a Alemania que muestre su  liderazgo para preservar la Unión Europea como el objeto fantástico que era. El futuro de Europa depende de ello.