Alemania y Francia se juegan mucho en el futuro de Europa y no solo por su apuesta por la moneda única. La exposición de la banca de estos países a España e Italia es tal que un desenlace desordenado de la crisis se la llevaría por delante. Y tambiíén sufriría la de Estados Unidos.
Los ciudadanos españoles lo pasarán muy mal si las turbulencias no remiten y la situación se sigue tensando. Y tambiíén los italianos tienen un calvario por delante. Pero la onda expansiva salpicará de lleno al sistema financiero alemán y francíés si la escalada no se frena y la Europa del sur acaba en el abismo. Lo mismo pasaría con Estados Unidos. ¿Por quíé Obama está tan preocupado por la salud europea? No es solo un contagio de la desaceleración continental lo que teme, sino que a sus bancos les estallen miles de millones en derivados y garantías comprometidos en el Viejo Continente.
Así lo ponen de manifiesto los datos del Banco Internacional de Pagos (el BIS, por sus siglas en inglíés) en el informe reciíén publicado sobre el sistema financiero mundial, que usa cifras del cierre de 2011. Por mucho que el dinero extranjero haya huido de España e Italia ante el aumento del riesgo, los bancos germanos y galos siguen atrapados con ingentes cantidades de dinero. De hecho, su exposición a las economías española e italiana suma 730.000 millones de euros.
Mucho de ello viene de la deuda pública, de donde los bancos extranjeros han intentado salirse a marchas forzadas en los últimos meses. Pero tambiíén están expuestos a travíés de príéstamos a otros bancos nacionales, a entidades públicas y a particulares, así como a travíés de derivados y de garantías.
El sistema financiero que peor lo pasaría con una caída de España es Alemania, que es dueña de casi el 20% de los 740.517 millones de euros que debe el país a bancos internacionales. Francia se queda en el 15%. En ambos casos, la deuda pública es casi lo de menos. La exposición francogermana es mucho mayor a los bancos nacionales, a organismos o empresas del Estado y a los particulares.
En el caso de Italia, la relación con sus vecinos europeos es distinta y más letal para ellos. Debe 996.270 a la banca mundial y el 32% es de Francia. Una caída italiana sería demoledora para la banca gala. Mientras, Alemania es titular de un 26% de sus pasivos. Además, estos dos países todavía son dueños de una buena porción de deuda pública romana. De los bancos italianos, en cambio, huyeron hace ya mucho tiempo.
La suma de España e Italia da como resultado una exposición de tal calibre que el problema griego palidece en comparación. La banca alemana y francesa se juega mucho en ambos países. Incluso un impago reducido podría ser letal. Sí, existe el temor a una salida helena del euro y nadie se lo plantea con España e Italia, pero la situación europea se está degradando hasta tal punto que ya hay pocos imposibles. Sobre todo porque Grecia es rescatable, una cualidad que no puede aplicarse a las economías española e italiana; y mucho menos si sucumben a la vez.
De ahí que las voces a favor de echar el freno y buscar una alternativa a las recetas de austeridad que tan pocos resultados parecen estar dando suban de tono cada día que pasa. Y los llamamientos a que Europa salga de una vez de su parálisis y use los mecanismos que tiene a su alcance para detener la sangría. Puede que Alemania estíé dispuesta a tirar de la cuerda hasta el final, pero Francia tiene más en cuenta lo que se juega.
Estados Unidos no lo duda: Europa no puede caer. Sus bancos tienen una posición muy fuerte en derivados y garantías; son la contraparte de miles de millones en coberturas sobre riesgos españoles e italianos. Su exposición total a estos dos países roza los 450.000 millones de euros y está en manos de la banca de inversión estadounidense. Puede que resistiera a algún problema en la deuda pública de la periferia europea, incluso a la posibilidad de impago de los bancos italianos o españoles, pero el efecto de una ejecución masiva de garantías o la activación de los CDS (los famosos seguros contra impagos) sería mucho peor que el terremoto que desató la caída de Lehman.
Tampoco la banca de Reino Unido saldría indemne de un cataclismo latino. Está detrás del 14% del dinero que debe España fuera y del 17% italiano.
Y por último está el riesgo que genera Francia, no solo por su exposición, sino por lo que ella misma debe. Este país tampoco es ajeno a las turbulencias que azotan la eurozona. Su sistema financiero ya da síntomas de debilidad sin que España e Italia le den problemas todavía. Y la deuda con bancos extranjeros del país es de 1,74 billones de euros. En este caso, la onda expansiva sería demoledora para Reino Unido y para Estados Unidos, por su fuerte posición en derivados y garantías. Alemania tampoco lo tendría fácil: 200.000 millones de pasivo francíés son de sus bancos.
Al menos, todas estas relaciones llevan a una conclusión. Europa en su conjunto es una bomba de relojería con minas en los países más diversos, así que mejor para todos no detonarlas.