La agencia de calificación estadounidense Moody's va a seguir su hoja de ruta oficial. Es decir, tras rebajar el ráting del Estado y el resto de entes públicos, arremeterá contra la banca española.
Según el director financiero de una entidad cotizada, "la agencia podría revisar hoy nuestras calificaciones y, probablemente, lanzarán el comunicado tras el cierre del mercado o el martes".
Los departamentos financieros de las entidades españolas tiemblan a la espera de lo que decida la firma de calificación, puesto que ya dejó la nota de España en una posición delicada. El pasado miíércoles, la recortó tres escalones de golpe hasta el Baa3, es decir, a sólo un escalón del bono basura. Además, amenazó con volver a revisarla en menos de 30 días.
El principal argumento que defendió la firma para justificar su decisión fue el príéstamo que ha tenido que pedir el Gobierno, de hasta 100.000 millones, para recapitalizar su sistema bancario. Por un lado, tendrá un impacto importante sobre la carga de deuda del país y, además, demuestra su incapacidad para obtener ese dinero en el mercado.
La última vez que se pronunció Moody's sobre la banca española fue el pasado 17 de mayo. Aplicó una rebaja masiva de ráting a la banca española, degradando la nota a 16 entidades nacionales entre los que se incluían Banco Santander, el BBVA, CaixaBank y Banesto. No obstante, todas estas entidades cuentan actualmente con una calificación superior a la del Estado, es decir, por encima de Baa3.
Entonces, Moody's argumentó los recortes por las condiciones adversas de la economía española, de nuevo en recesión, la menor solvencia de la deuda soberana, el "rápido" deterioro de la calidad de los activos de estas entidades y la menor capacidad de estas empresas para financiarse en el mercado.
En esta ocasión, tal y como ocurrió con Standard & Poor's recientemente, algunas entidades podrían perder el grado de inversión y convertirse en nuevos ángeles caídos. Cuando se da esta situación, normalmente por parte de dos agencias, se produce una fuga de fondos y otros inversores conservadores que no pueden comprar títulos de entidades con un ráting en esos niveles.
Cuanto más bajo es la calificación del emisor, más riesgo aprecia el inversor. En estos momentos, la banca tiene cerrado el acceso a los mercados de capitales y cada vez depende más de la financiación que facilita el Banco Central Europeo (BCE).