Por... Jagadeesh Gokhale
Los analistas políticos ya están preparándose ante la posibilidad de otro debate cara a cara sobre el techo de la deuda entre demócratas y republicanos.
Pero deberíamos de tener uno —entre más políémico, mejor.
El Secretario del Tesoro, Timothy Geithner, dijo que el congreso debería evitar otro debate sobre el tema por "el drama, el dolor y el daño que le causó al país". Está en lo correcto en cuanto al drama —pero fue beneficioso.
El único dolor y daño que ocasionó fue probablemente para íél y su personal —quienes tuvieron que buscar la manera de mantener el gasto federal fluyendo en caso de que la potestad de endeudarse del Tesoro expirara a comienzos de agosto del año pasado. Los mercados financieros y la economía no proporcionan evidencia del "dolor y el daño" que menciona el Secretario del Tesoro.
La sabiduría popular de que un debate eníérgico sobre el aumento del límite de la deuda causará un Armagedón financiero está equivocada, como sugerí anteriormente. En efecto, un límite de la deuda temporalmente congelado reforzaría la voluntad de los legisladores de poner en orden los asuntos fiscales y eso podría resultar beneficioso.
Los mercados le restaron importancia a las contenciosas negociaciones del presupuesto del año pasado entre el vocero de la Cámara de Representantes John Boehner (republicano de Ohio) y el presidente Barack Obama, la rebaja de Standard & Poor de los títulos del Tesoro y el fracaso del súper comitíé, que desató la desaceleración del gasto público que a nadie le gusta. La sabiduría popular demostró estar equivocada en ese entonces y probablemente lo demostrará de nuevo a principios del próximo año.
Tome como referencia las tasas de interíés del Tesoro. La idea de que estaban basadas en el miedo, a medida de que las personas cambiaban sus portafolios a títulos más seguros, no tiene míérito. Las tasas de interíés del Tesoro siguieron disminuyendo incluso despuíés de que el límite de la deuda aumentó en agosto. Las tasas de interíés comenzaron a subir, finalmente, en diciembre —cuando se anunciaron mejoras en el desempeño de la economía. La evidencia de la brecha en las tasas de interíés de EE.UU. a mediados de 2011 tampoco indican una probabilidad creciente de una próxima recesión.
El mercado de valores tambiíén se mantuvo fuerte durante todo el período de debate. El índice de patrimonio S&P 500 permaneció estable durante los primeros siete meses de 2011, con un promedio de 1312 hasta el 31 de julio, y con menores fluctuaciones en los períodos correspondientes a 2009-2010. El primero de agosto de 2011, era de 1286 —más alto que a inicio de año. Cayó solamente despuíés de que Standard & Poor’s rebajara la calificación de la deuda del Tesoro —una decisión que dañó significativamente la reputación de la agencia como un astuto evaluador de todos los temas financieros. Despuíés de un breve descenso despuíés de la rebaja, el índice S&P 500 aumentó inteligentemente a medida de que la economía mejoró durante el último trimestre de 2011.
Estos resultados del mercado sugieren que el debate sobre el límite de la deuda podría haber fortalecido la economía, en lugar de perjudicarla. De hecho, el límite de la deuda insertado en la legislación estadounidense podría llegar a ser una importante —si no la más fuerte— palanca para exigir políticas fiscales prudentes de los futuros congresos.
El último debate dio lugar a dos procedimientos alternativos para reducir el gasto federal: Un acuerdo para que se den recortes automáticos de un valor de $1,2 billones y el súper comitíé del Congreso, encargado de la búsqueda de un acuerdo presupuestario aún más amplio, de ser posible.
Trabajos anteriores de la comisión Simpson-Bowles, de la Pandilla de los Seis y del panel Rivlin-Domenici dieron ejemplos de los tipos de ajustes fiscales que el súper comitíé podría considerar. Pero falló, tal vez por su pobre diseño o por que era menos ambicioso que esos esfuerzos alternativos y no podía ser visto como que se estaba conformando con menos.
No obstante, el debate sobre el límite de la deuda si resultó en importantes recortes al presupuesto. A pesar de que esos recortes están lejos de eliminar el desequilibrio del presupuesto federal a largo plazo, hacen que la tarea sea más fácil.
Es útil considerar la alternativa de un debate contencioso sobre el límite de la deuda dirigido a reducir el gasto federal y eliminar las lagunas fiscales. Un aumento mecánico en el límite de la deuda simplemente aumenta la probabilidad de una reacción violenta del mercado —como podemos ver con los países europeos que se encuentran ahogados por sus deudas. Grecia y España ya están enfrentando profundas depresiones, con tasas de desempleo superiores al 20%. Otros países europeos están luchando con fuerza por la recuperarse de una implosión económica causada por la deuda.
Si hemos de evitar el mismo destino, Boehner debería ir con las tijeras en la mano —para lograr el mejor acuerdo posible para reducir el gasto y la deuda.