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Frente a los descalabros de sus economías, los líderes de la Unión Europea se esfuerzan en lograr una integración bancaria sin hacerle frente a los grandes fraudes fiscales que se esconden tras cada facturación monetaria.
En sus esfuerzos por tratar de salvar al euro, pretenden crear un esquema paneuropeo de garantías de depósitos y un fondo para resolver los problemas del sector bancario, en otro intento de controlar la crisis de deuda soberana.
Pero cuando las cosas no andan bien salen a relucir secretos, acciones indebidas e ilegales, que de no ser endíémicas del sistema pudieran evitar males mayores, como es el caso de los fraudes fiscales muy frecuentes en las economías capitalistas.
Son precisamente esas economías las más proclives a engaños y a los paraísos fiscales, bancarios y jurídicos algo tan común para tapar corrupciones y operaciones delictivas de grandes empresas e incluso de gobiernos.
Para nadie es un secreto en el convulso mundo de hoy que las grandes fortunas y las colosales trasnacionales evaden impuestos, involucrando en la mayoría de las veces a altos funcionarios gubernamentales y firmas bancarias.
El modelo económico neoliberal originó un movimiento sin control de una gran masa financiera que elude toda contribución social, lo que se traduce en una merma de los ingresos de los Estados y, en definitiva, en el deterioro social para los desposeídos.
Desde que en 2007 aparecieron las primeras señales de la actual recesión económica los bancos fueron sus protagonistas y hoy por hoy escenifican la crisis de deuda soberana de la Eurozona, de la cual España es la estrella del momento, muy seguida por Italia.
El Fondo Monetario Internacional reconoció recientemente que una cuarta parte de la riqueza del mundo está depositada en paraísos fiscales, por supuesto donde nada se habla de pago de impuestos ni de obligaciones fiscales.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos 600 mil millones de dólares no se ingresan en las cuentas de los Estados de ese grupo de países, como resultado del depósito de los súper ricos y ricos en paraísos fiscales.
Dentro de esa madeja Europa, donde la austeridad y las políticas de recortes están haciendo íépoca, los impuestos que se defraudan servirían para pagar el equivalente del 86 por ciento del gasto sanitario de todo el continente.
Un informe de la organización Tax Justice Network, titulado sobre un estudió a 145 países, que representan el 98,2 por ciento del Producto Interno Bruto del planeta, estimó que como media el 18 por ciento de la economía mundial está fuera de control fiscal, es decir, uno de cada seis dólares en el mundo escapan al control fiscal.
Sobre esa base tambiíén se calculó que por el no cobro de impuestos medios del 28,1 por ciento de esos Estados dejan de ingresar unos tres billones (millón de millones) de dólares, lo que supone el 54 por ciento del gasto global en salud.
Sólo en Europa la economía sumergida, que es casi un 20 por ciento del total, llevaría a las arcas fiscales 1,5 billones de dólares.
Llama la atención que dentro del viejo continente en esos asuntos fraudulentos sobresale España, país que formalizó hoy su solicitud de asistencia financiera, aprobada por la zona euro para los bancos con necesidades de capital hasta 100 mil millones de euros.
Allí la evasión de impuestos de los grandes capitales representa 89 mil millones de euros que el Estado deja de ingresar año tras año.
Tal monto la convierte en la díécima potencia mundial en ese tipo de delito, que además sería suficiente para cubrir todo el ajuste de díéficit que le pide Bruselas sin tener que recortar en nada.
Otro dato relevante es que ese fraude se efectúa por las grandes fortunas y empresas que facturan más de 150 millones de euros al año, el cual se canaliza hacia los paraísos fiscales a travíés de la banca, según el Sindicato de Tíécnicos del Ministerio de Hacienda.
