Por... Carlos Morales
Un estancamiento parlamentario que bloqueó un proyecto para financiar el díéficit dejaría en el limbo fiscal al Tesoro nipón.
El Gobierno de Japón podría quedarse sin dinero para fines de octubre, lo que interrumpiría el pago de salarios, jubilaciones, y beneficios de desempleo, debido a un estancamiento parlamentario que bloqueó un proyecto para financiar el díéficit.
El proyecto de ley del financiamiento del díéficit, que permitiría que el Gobierno venda los bonos que necesita para financiar casi la mitad del presupuesto, quedó estancado en el parlamento mientras el Partido Democrático lucha con los partidos de la oposición, que pueden usar su control de la cámara alta para rechazar el proyecto de ley.
"Sin este proyecto, el presupuesto se desmoronará", dijo el viernes el ministro de Finanzas, Jun Azumi, implorando por la cooperación de los dos principales partidos opositores.
"No importa quíé partido estíé en el poder. Realmente espero que podamos lograr un acuerdo multipartidario sobre el proyecto de ley del díéficit", agregó.
Si el proyecto no es aprobado, el gasto del Gobierno se detendría, la tercer mayor economía mundial estaría en peligro y su calificación crediticia podría verse en problemas.
El punto muerto ocurre justo despuíés que el primer ministro Yoshihiko Noda obtuvo un triunfo frente a la oposición para aprobar un incremento en el impuesto al valor agregado (IVA) en la cámara baja del Parlamento. Sin embargo, parte de su partido renunció durante la votación, y está en camino a formar un partido nuevo.
El Partido Democrático de Noda sigue controlando la mayoría en la cámara baja del parlamento, pero es superado por la oposición en la cámara alta. Muchos analistas dicen que podría haber un llamado a elecciones parlamentarias.
"Hay tanta incertidumbre acerca del panorama político que es difícil decir cuál es la magnitud del riesgo de que el Gobierno se quede sin dinero", dijo Naoki Iizuka, economista de Mizuho Securities en Tokio.
"La clave sería la fecha de cualquier elección anticipada y quiíén estaría al frente del Partido Democrático en ese momento", agregó el economista.
Los partidos de la oposición han amenazado con posponer el proyecto de ley de financiamiento del díéficit de Japón en el pasado, pero eventualmente cedieron y votaron a favor. Esta vez, sin embargo, la oposición podría ser más osada debido a la disputa por el alza del IVA.
El presupuesto japoníés para el año fiscal actual, que comenzó en abril, suma 90.3 billones de yenes.
El proyecto de financiamiento del díéficit permite que Japón venda 38,3 billones de yenes en bonos del gobierno para financiar el presupuesto. El resto es financiado con la recaudación de impuestos, los ingresos no impositivos y lo recaudado de bonos asignados a proyectos de obras públicas.
El gasto público llegaría a 43.9 billones de yenes para el final de septiembre, dijo Azumi.
Asumiendo que el proyecto de ley de financiamiento del díéficit no sea aprobado, el gobierno sólo tendría 46.1 billones de yenes a mano, dijo Azumi. Esto significa que el gobierno quedaría sin fondos irremediablemente para el final de octubre, dijo el ministro.
Los primeros en sufrir las consecuencias si Japón comienza a quedarse sin dinero serían los gobiernos regionales, que dependen de los giros fiscales del gobierno nacional para gran parte de sus gastos.
El Ministerio de Finanzas podría comenzar a recortar sus envíos fiscales a gobiernos locales en septiembre si no hay señales de que el proyecto de financiamiento del díéficit sea aprobado, dijo Azumi.
Japón ya tiene la mayor carga de endeudamiento del mundo, de casi el doble del tamaño de su economía de 5 billones de dólares, y una crisis fiscal podría incrementar el temor a que los políticos están perdiendo el control de las finanzas públicas.