Por... Virginie Mangin
PEKIN -- Durante mucho tiempo, la estilista Guo Pei se basó en sus viajes al extranjeros como inspiración para sus colecciones de ropas de lujo. Es año, sin embargo, decidió concentrarse únicamente en la herencia cultural china.
Esta mujer de 44 años es parte del creciente grupo de chinos que se inspiran en su patrimonio secular para recuperar la reputación de la marca “Hecho en Chinaâ€.
“Despuíés de 2008â€, año de los Juegos Olímpicos de Pekín, “me dí cuenta de cuánto estaba orgullosa de ser china. Es lo que quiero expresar en mi última colección, que habla de mi país, de su cultura, de sus habitantesâ€, dijo Guo, vestida con una capa de organza blanca.
En los últimos 30 años China se convirtió en el atelier del mundo, con miles de fábricas que producen en masa para el mercado mundial artículos baratos.
Sin embargo, un creciente número de empresas desean crear una marca de lujo autóctona y convencer a los chinos más adinerados a volver la espalda a Chanel y los vinos de Bordeaux.
Entre 15 y 20 marcas ya forman parte de ese grupo: fabricantes de relojes, joyas, cosmíéticos y vestimentas, que buscan aprovechar el que se apresta a convertirse en el primer mercado mundial del lujo.
Las marcas Wenjun, Moutai, NE Tiger o Herborist iniciaron el proceso de adaptarse a las tíécnicas y los materiales antiguos para responder al gusto de los consumidores chinos de la actualidad.
Herborist utiliza hierbas y procesos tradicionales chinos para fabricar sus productos de belleza, y genera negocios anuales por unos 300 millones de dólares, ya que la marca está presente en unas 900 tiendas en toda China.
La empresa incluso ya comenzó su expansión al exterior gracias a una difusión a travíés de la cadena Sephora.
Moutai, un alcohol a base de sorgo, es igualmente empeñada en obtener un toque más refinado con sus botellas de colección, que ya han alcanzado precios de hasta 185.000 euros en remates especializados.
En el caso de Guo Pei, la colección de 2012 obtuvo inspiración de las tradiciones populares chinas, con capas rojas y doradas cubiertas de encajes para celebrar el Año del Dragón.
A su vez, NE Tiger buscar reinventar la ropa tradicional china. Para ello, la fundadora Zhang Zhijun visitó aldeas lejanas para recuperar tíécnicas amenazadas de extinción, como los bordados Yun, un ensamble de hilos de oro en la ropa.
“Durante miles de años, la frase ‘Hecho en China’ fue sinónimo de una calidad y un conocimiento inigualablesâ€, dijo Pascal Armoudon, consultor en la empresa ATKearney y autor de un reciente estudio sobre el tema.
“Esto cambió en el siglo XX porque China siguió otro caminoâ€, dijo el especialista, para añadir que “el conocimiento tíécnico y la calidad de los materiales sufrieron muchoâ€.
En la actualidad, “con una economía en plena expansión, los empresarios chinos hacen revivir en los mercados el conocimiento para crear una nueva generación de marcas de lujoâ€, dijo Armoudo.
Para Chloe Reuter, gerente de una agencia de comunicación especializada en el mercado de lujo en China, “existe un enorme potencial para las marcas que deseen aprovecharse del orgullo y del patriotismo†de los chinos.
“Existe una nueva clase de clientes sofisticados que buscan algo diferente. Ellos no quieren el brillo falso de ciertas marcas occidentalesâ€, añadió.
Sin embargo, las empresas chinas de productos de lujo aún sufren con la mañana reputación. En la visión de Armoudon, “para muchos chinos, su país es aún sinónimo de mala calidad. Por ello, ante la elección de una marca local y una marca extranjera, no lo dudanâ€.