Los títulos de las empresas han perdido su valor drásticamente por la mala imagen de estos productos financieros y la falta de liquidez para venderlos en el mercado.
El problema en España con las preferentes bancarias (un producto de inversión en el que han quedado atrapados decenas de miles de pequeños ahorradores) se está extendiendo a las empresas industriales más sólidas como Repsol, Telefónica, Endesa y Unión Fenosa, esta última integrada en Gas Natural.
Despuíés de casi una díécada con precios estables, o incluso por encima del nominal, las preferentes de Repsol, Telefónica, Endesa y Fenosa, y otros productos equivalentes (obligaciones perpetuas) de grupos como Eroski y Fagor, se están hundiendo en picado.
Aunque estos títulos siguen dando dividendos, el inversor que los posee tendría que asumir fuertes píérdidas si quisiera desprenderse de ellos. Además no le resultaría fácil, dado que, a diferencia de las acciones en bolsa, no hay un mercado tan líquido de compraventa. Las preferentes de Repsol y de Endesa están cotizando ahora con descuentos de en torno al 30%. En el caso de Telefónica y Fenosa, alcanzan en torno al 40%.
Esta caída, más o menos vertiginosa, ha ocurrido en paralelo a la creciente políémica por las preferentes bancarias, el empeoramiento económico de España y la subida de la prima de riesgo del país. Hace apenas ocho meses, las preferentes de Repsol se compraban y vendían por encima de su valor nominal, es decir, a más del 100%. Ahora, nadie ofrece más del 68%. El precio de negociación de las preferentes de Telefónica está ahora en un 62% del nominal. En julio, llegaron a estar por debajo del 50%.