Japón ampliará las pruebas de tiroides en el noreste del país para analizar los efectos de la radiación despuíés de detectar bultos en las glándulas tiroideas de cerca de uno de cada tres niños sometidos a análisis en Fukushima, informa hoy la cadena NHK.
En la provincia de Fukushima, en la que se encuentra la central nuclear de Daiichi, dañada gravemente por el tsunami que asoló el noreste nipón en marzo de 2011, se han realizado desde el inicio de la tragedia nuclear test a cerca de 38.000 menores de 18 años.
Según NHK, el 36 por ciento de los niños a los que se ha realizado las pruebas presentaba bultos en las tiroides, aunque a ninguno de ellos se le ha diagnosticado cáncer.
El gobierno de Fukushima considera que no es necesario tomar medidas adicionales a los exámenes, a pesar de que los padres haya manifestado su preocupación, ya que los bultos en la glándula pueden encontrarse en niños sanos.
Los expertos han advertido de que el yodo radiactivo liberado por la central de Fukushima Daiichi tras el accidente puede acumularse en las glándulas tiroideas de los niños y aumentar su riesgo de padecer este tipo de cáncer, tal y como ocurrió tras el desastre nuclear de Chernóbil (Ucrania) en 1986.
Las nuevas pruebas afectarán hasta finales de marzo de 2013 a cerca de 4.500 niños menores de 18 años en tres provincias anexas a Fukushima para cotejar los resultados con los recogidos en la maltrecha provincia.
El Gobierno espera que con los exámenes se consiga no solo aliviar la preocupación de los ciudadanos, sino detectar posibles efectos de la radiación nuclear liberada por la planta en los niños.
La crisis desatada en la planta nuclear de Fukushima Daiichi por el devastador tsunami de marzo mantiene evacuadas a más de 52.000 personas en un radio de 20 kilómetros alrededor de las instalaciones, al tiempo que ha causado graves daños en la ganadería, pesca e industria de la provincia.
Una investigación del “National Cancer Institute†(NCI) de EEUU, publicada el año pasado, señala además que el riesgo de padecer cáncer de tiroides se mantiene en las víctimas de Chernobil, a pesar de que hayan transcurrido más de 25 años desde el accidente.