INICIO FOROS ÍNDICES DIVISAS MATERIAS PRIMAS CALENDARIO ECONÓMICO

Autor Tema: Una creación de Jerzy Kosinski...  (Leído 205 veces)

OCIN

  • Moderador
  • Excelente participación
  • ***
  • Mensajes: 97.745
  • Karma: +8/-12
  • Sexo: Masculino
Una creación de Jerzy Kosinski...
« en: Agosto 29, 2012, 10:18:01 am »
Por...   Alberto Benegas Lynch (h)
 


Se trata de la fascinación que produce el lenguaje sibilino. Lo vemos en filosofí­a a travíés de textos extenuantes de factura incomprensible plagados de neologismos, frases tortuosas y razonamientos circulares. Lo comprobamos en ensayos de economí­a que parecen fabricados para mofarse del lector inundados de lenguaje crí­ptico, contradicciones permanentes y modelos economíétricos inconducentes. Karl Popper ha escrito en su colección titulada Conocimiento objetivo que “la búsqueda de la verdad solo es posible si hablamos sencilla y claramente, evitando complicaciones y tecnicismos innecesarios. Para mí­, buscar la sencillez y lucidez es un deber moral de todos los intelectuales: la falta de claridad es un pecado y la presunción un crimen”. Por su parte, Wilhelm Rí¶pke consigna que “cuando uno trata de leer un journal de economí­a en estos dí­as, frecuentemente uno se pregunta si uno no ha tomado inadvertidamente un journal de quí­mica o hidráulica” y, más recientemente, el sonado escándalo que produjeron Alan Sokal y Jean Bricmont quienes luego de pasar por los referatos del caso y publicar en la revista acadíémica Social Text, declararon que se estaban burlando debido a los disparates conceptuales e imposturas que contení­a el trabajo.
 
Kosinski fue permanentemente agredido por ramificaciones stalinistas en la universidad de su Polonia natal donde despuíés de infinitos calvarios se doctoró en sociologí­a mientras trabajaba como instructor de ski hasta que logró escaparse a EE.UU. donde trabajó como conductor de camiones de dí­a y en horario parcialmente nocturno de cuidador de un predio de estacionamiento. Al mismo tiempo, estudiaba inglíés hasta que pudo aplicar a una beca de la Ford Foundation que obtuvo para estudiar en la Universidad de Columbia donde tambiíén se doctoró en psicologí­a social y escribió dos libros de gran íéxito editorial: No Third Path donde muestra la inconsistencia de pretender una tercera ví­a entre la libertad y el totalitarismo y The Future is Ours, Comrade en el que invita al levantamiento de sus coterráneos contra las botas comunistas. Fue profesor de prosa inglesa y crí­tica literaria en las universidades de Yale y Princeton, recibió el premio de literatura de la American Academy y del National Institute of Arts and Letters y presidió el capí­tulo estadounidense del PEN Club. Sus múltiples novelas fueron best-sellers, una de ellas —Being There— se llevó al cine y obtuvo el Best Screen of the Year Award.
 
Es a esta novela a la que hacemos breve referencia en estas lí­neas. Alude a un jardinero analfabeto conciente de su ignorancia en los temas que le preguntan y repreguntan audiencias fascinadas por lo que consideran un líéxico repleto de sabidurí­a que estiman hace referencias metafóricas al cuidado de jardines. Muchos fueron los reputados personajes que se hipnotizaban con lo que no entendí­an y afanosamente buscaban soluciones polí­ticas a los enredos que ellos mismos habí­an generado. El cuadro de este escrito de ficción resulta que puede fácilmente trasladarse a la no ficción, esto es, a lo que se vive hoy en muchos ambientes polí­ticos en los que los figurones del caso presumen conocimientos que no tienen ni pueden tener puesto que íéstos se encuentran dispersos y fraccionados entre millones de personas. Las pretendidas directivas de gobernantes megalómanos, concentran ignorancia al cerrarle las puertas a los procesos abiertos y competitivos compatibles con la sociedad abierta.
 
No tiene desperdicio la entrevista del jardinero con el presidente estadounidense quien concluye despuíés de la reunión: “tengo que admitir que lo que acabo de escuchar es lo más refrescante y optimista que me han dicho en mucho tiempo” a raí­z de la descripción de las estaciones de verano, otoño, invierno y primavera que habí­a realizado con la mayor inocencia aquella persona que no tení­a contacto alguno con el mundo exterior como no sea a travíés de la televisión.
 
Todo el clima de los burócratas instalados en Washington, DC se traduce un una sátira a la polí­tica cuyo establishment en verdad ha perdido contacto con la realidad. Las reflexiones de quien se ocupa de cultivar un jardí­n están formuladas de modo literal pero, como decimos, los receptores del mensaje, acostumbrados a complicar las cosas, lo entienden como consideraciones alegóricas.
 
Kosinski intenta con íéxito subrayar la simpleza de las cosas y el afán de los burócratas por estrangular los hechos hasta convertirlos en fenómenos irreconocibles e imposibles de abordar. No son capaces de entender que, igual que en un jardí­n, de lo que se trata es de cuidar, preservar y no desnaturalizar ni pervertir en el contexto de una superlativa presunción del conocimiento que ubica a los gobernantes en una posición de pretendida omnisciencia (y omnipotencia).
 
Este encuadre que efectúa el autor comentado, puede extenderse a otras áreas como el arte moderno donde tambiíén los impostores encajan construcciones que igual que la música confunden el ruido con melodí­a al exhibir adefesios que en nada reflejan standards de excelencia, con la complicidad de algunos snobs y timoratos que declaran que son obras “demasiado complejas” como para que las entienda una mente normal.
 
Estos comportamientos tortuosos aplicados al campo polí­tico hacen mucho daño desde el momento que apuntan a colocar a algunos iluminados en pedestales y el resto de los mortales como súbditos obedientes que deben admirar y aplaudir los tejes y manejes sobre las vidas y las haciendas ajenas, en lugar de abrir las puertas y ventanas de par en par al efecto de que las relaciones libres y pací­ficas administren lo que les concierne.
 
En su libro La visión cuántica del universo Jacques Rueff dice que no alcanza a comprender como muchas veces se necesitan microscopios para diferenciar variables continuas de las discretas en pequeñas partí­culas y, simultáneamente, se trata lo que es a todas luces evidente: el ser humano separado de lo colectivo pero, sin embargo, se lo trata como parte de una masa indiferenciada y se lo administra como manada. Esto es así­ para obtener poder y funcionarios y reparticiones que lo secunden. Si las cosas fueran simples, serí­a simple el aparato estatal y no se justificarí­a tanta pompa ni tanto presupuesto. A su vez, como escribe Erich Fromm en El miedo a la libertad, los gobernantes requieren toda la parafernalia que rodea a los poderosos al efecto de encubrir el vací­o existencial y la debilidad de quienes están incrustados en el trono y que deben encadenarse a la multitud dominada sin la cual se desploman.
 
El escritor polaco al que nos referimos ha dejado en muchos de sus trabajos un testimonio de gran valor que seguirá influyendo en las generaciones futuras como un grito de libertad y respeto recí­proco. En la novela de marras, la ternura y la bondad del jardinero contrasta abiertamente con sus anfitriones que solo buscan aumentar su poder en detrimento de sus congíéneres. Como tantos otros casos, tambiíén mostró en lo personal la acogedora atmósfera que brinda la sociedad abierta que permite y estimula a quienes se esfuerzan para alcanzar íéxitos resonantes.
 
En realidad, el trasfondo de la ironí­a y la comicidad en la novela de Jerzy Kosinski respecto a la polí­tica y los polí­ticos se sustenta en la maleabilidad de las muchedumbres y en su fanatismo. Gustav Le Bon lo subraya en su Psicologí­a de las multitudes cuando apunta la incapacidad de juicio crí­tico y razonamiento en la aglomeraciones humanas donde “lo que se acumula no es el talento sino la estupidez” porque “en el alma de las muchedumbres lo que siempre domina no es la necesidad de libertad sino la de servidumbre”…tal vez se necesiten más voces fuertes como las de los í‰mile Zola para acusar a los impostores, de frente y sin tapujos ni doble discurso.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...